Dilemas del siglo XXI

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Por: Hugo Delgado A.

La lógica surge desde el primer momento en que el hombre, al enfrentar a la naturaleza, infiere, deduce y razona, con el ánimo de entenderla y aprovecharla para su supervivencia (Anónimo).

La reunión entre los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y China, Xi Jinping, el pasado 15 de septiembre de 2022, con el objetivo de revisar sus intenciones de crear un “nuevo orden mundial”, abre la discusión sobre las posibilidades o no de concretarlas. O, simplemente, el mundo del siglo XXI decidirá contrarrestar la autocracia y vivir con las libertades que le otorga la democracia.

Es un dilema planteado por pensadores como el historiador israelí Yuval Noah Harari, quien considera a la autocracia y la tecnología como las amenazas más relevantes que debe enfrentar la democracia.

En los últimos siglos, y en especial XX y XXI , dice el periodista Jairo Lugo, egresado de la Universidad del Zulia (LUZ) y decano de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Sharjah en los Emiratos Árabes Unidos, la democracia asimiló cambios estructurales importantes como la revolución industrial y el acelerado desarrollo en los campos científico, tecnológico, económico, político y cultural, fortaleciéndola –por una parte- y también creándole retos y amenazas –por otra. Al final, su historia ha demostrado que es el modelo que ha resuelto mejor los obstáculos y le ha permitido a la humanidad profundizar en materia de libertad.

La globalización y el Internet marcaron definitivamente el siglo XXI. Transformaron las prioridades de la humanidad: libertad, derecho a decidir, reducción de las desigualdades, educación, participación activa en el proceso de comunicación y protección ambiental.

Sin embargo, los rezagos histórico-ideológicos también sobrevivieron en el tiempo con el comunismo y el autoritarismo, modelos que ya demostraron y siguen haciéndolo –lo reafirma Jairo Lugo-, fracasaron, porque “lo impuesto siempre fracasa”, tal como lo plantea el politólogo de la Universidad de Harvard, Karl W. Deuscht”.

Josh Chin y Liza Lin (Infobae 22 de septiembre de 2022) son los autores del libro “Estado de vigilancia, cuyo contenido explica la búsqueda de China para lanzar una nueva era de control social”. 

Cuentan qué es lo que vieron en primera persona en el gigante asiático. “El gobierno avanza en este plan con cada mejora tecnológica y ofrece sus éxitos a otros regímenes autoritarios”; detallan el uso de la vigilancia para crear una “utopía digital” con base en las ayudas de los modernos sistemas.

Nigel Inkster (NY times 15-09-2022) fue director de operaciones e inteligencia del Servicio de Inteligencia Secreto del Reino Unido y es el principal asesor de seguridad cibernética y China en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. Señala el peligro que representa en este momento y recomienda que “Los países occidentales no deberían tener miedo de emprender acciones audaces”, así como lo hicieron durante la guerra fría con la Unión Soviética, aprovechando –por ejemplo- el mayor poder adquisitivo y de consumo de EUA para contrarrestar las amenazas de Pekín, ya que la caída de la demanda de sus productos afectaría sus indicadores económicos. 

La Unión Soviética no perdió la Guerra Fría por sus operaciones de inteligencia, que fueron buenas, sino por el fracaso de sus ideales de gobierno”, dice Inkster; advierte que lo mismo puede resultar con China.

Los legisladores y los servicios de inteligencia occidentales deben innovar y adaptarse, asegurando que las estrategias que emplean sigan los ideales de libertad, apertura y legalidad que representan la mayor amenaza para el partido-Estado chino.

Para ellos esta labor es de supervivencia, por eso deben adquirir tecnología e inteligencia comercial para que su economía siga creciendo lo suficientemente rápido como para evitar la inestabilidad social. Xi ha enfatizado en la necesidad de adoptar medidas asimétricas para alcanzar a Occidente tecnológicamente.

El 7 de julio de 2022, la BBC de Londres reseñó la reunión de los directores del FBI, Christopher Wray (EUA), y el del MI5 (UK), Ken McCallum. El primero advirtió que China estaba sacando «todo tipo de lecciones» del conflicto en Ucrania. Esto incluyó tratar de aislarse de cualquier sanción futura del tipo que ha afectado a Rusia. Si invaden Taiwán, la disrupción económica sería mucho mayor que la observada este año, dijo, con las inversiones occidentales en China convirtiéndose en «rehenes» y las cadenas de suministro interrumpidas. Mientras que el segundo señaló que Pekín era la «mayor amenaza a largo plazo para nuestra seguridad económica y nacional».

Si China fuera el paraíso y la potencia con la que se vende, es inexplicable el éxodo histórico de su población hacia el mundo —principalmente democrático—, y que su élite académica que se especializa en las universidades de EUA y Europa prefiera quedarse y no regresar.

Algo no funciona bien en esta sociedad dominada por una dictadura comunista que ahora busca el control digital; y, en el caso ruso, con un sanguinario y corrupto dictador que insiste en masacrar pueblos para volver a una falsa grandeza que se derrumbó con la caída de un simple muro en Berlín (Alemania) en noviembre de 1989.

Sin embargo, la inexplicable mentalidad humana ha dado muestras de debilidad como ocurrió con Adolfo Hitler, cuando la élite intelectual germana apoyó su genocidio, o el de los académicos occidentales que justificaron la dictadura de Fidel Castro y sus crímenes, y los genocidios de José Stalin y Vladimir Ilich Lenin en la Rusia comunista.

Lo cierto es que el dilema está planteado y la humanidad debe demostrar que el cúmulo de conocimientos generados hasta el siglo XXI le permitirá escoger la mejor opción

HUGO DELGADO A.| @hdelgado10
Periodista. Editor de medios impresos y asesor de comunicaciones y relaciones públicas.

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