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martes, 3 diciembre, 2024

Destrucción electrizante

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Ha pasado más de un mes desde el pasado 7 de marzo, cuando ocurrió el primer gran apagón nacional del siglo XXI. Seguimos sin poder recuperarnos de los destrozos del mismo y ahora se suman los apagones acontecidos el 25 de marzo, más tres noches seguidas la semana pasada. Esto se une a, por lo menos, ocho severas réplicas en los intentos de recuperación de carga. Todo esto demuestra que cuando un sistema eléctrico referencial para un país en desarrollo al final del siglo XX cae en manos de liderazgos fallidos es más fácil destruir lo que tanto tesoro costó construir.

El Sistema Eléctrico Venezolano Interconectado, producto exclusivo del errado accionar de las presentes autoridades, sigue revelando más daños, que se pueden categorizar por lo menos en tres:

1) Daños irreparables: Las muertes, comida perdida, sufrimientos, humillaciones y sinfín de situaciones a las que resulta imposible asignarles un valor económico.
2) Daños materiales: a la infraestructura eléctrica y a otras infraestructuras de servicios dependientes de la carencia de electricidad.
3) Daños por interrupción económica o lucro cesante.

Los daños del punto 2) están sumando montos considerables, pero estos se quedan microscópicos con los del punto 3) lucro cesante de la actividad económica. El factor clave está en que los daños a la infraestructura eléctrica, a medida que tenemos más apagones, están afectando componentes muy especializados hechos a la medida de nuestro SEVI y que tienen prolongados tiempos de fabricación y entrega, lo que inevitablemente profundiza la crisis. Lo que nos ha sucedido es una calamidad que de no ponérsele un parao nos puede ocasionar daños catastróficos.

Lo que nos ha ocurrido es una «voladura electrizante» de casi la mitad del poderío energético de nuestro mejor sistema energético, el Bajo Caroní, tal como lo demuestra la siguiente infografía.

De esta infografía se derivan ocho consecuencias de grave índole para Venezuela:

 Antes del apagón del 7 de marzo, las autoridades deben explicar por qué ellos pierden un día de energía por cada seis días de operación del Bajo Caroní. Esto no es consciente y menos eficiente. Pérdida de US$ 47 millones semanales.

 Se están violando los límites de transmisión, pese a que la demanda está muy baja, por la ausencia de suficientes MW térmicos fuera de la región Guayana, lo cual eleva los voltajes en la Red Interconectada a niveles excesivos.

 Reducción de más de 90 GWh día por impericia, al ejecutar procedimientos de contingencia para levantar el SEVI luego de un black out nacional, algo que no ocurría desde 1992.

 Luego de una semana de numerosos intentos de reestablecer el servicio a niveles de pre apagón 7 de marzo, se fracasa en ese objetivo; se identifica una merma de 27 GWh día.

 Después del primer apagón del 7 de marzo de 2019, hay negligencia con un SEVI en condición degradada y se continuó violando aún más los límites en todas las áreas operativas.

 El apagón del 25 de marzo de 2019 a los tres días causa una merma de más de 50 GWh al día adicionales, quedando inoperativo el sistema de 765 kV, que solo ha podido ser parcialmente recuperado por unas horas del día.

 Múltiples apagones causan la pérdida en el parque térmico de 27 GWh día; por consiguiente, se tiene una pérdida de 91 GWh / día de capacidad energética del sistema de generación nacional, tomando en cuenta la recuperación parcial del nexo 765 kV / 400 kV en el día 7 de abril.

 Los alivios representan un gasto del recurso energético inapropiado, el cual sería de gran preocupación en caso de enfrentar un ciclo multianual de hidrología desfavorable, inadmisible en momentos que los combustibles para la termoelectricidad son limitados.

Mientras tanto, la provincia sigue siendo azotada por un aberrante «apartheid eléctrico» por autoridades que se jactan de poner un gran valor en “lo social”. Esta inadmisible inequidad aumenta los riesgos técnicos de un apagón por el desbalance antinatural de las cargas en el SEVI.

La usurpación representa un grave peligro para el SEVI y para la viabilidad de un gobierno de transición, que a partir del minuto uno será responsable de los apagones. Todavía no hay nuevas autoridades eléctricas facultadas para gestionar las soluciones requeridas. Esto pasará factura a la gobernabilidad en transición y a las “victorias tempranas”.

Las nuevas autoridades deben cuidarse de los slogans y la demagogia. “Cero apagones” no existe. El tiempo perdido hasta los santos lo lloran.

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