Comunicación en Gotas
Por: María Eugenia Fuenmayor
“A todos los socialistas les deseo: la abundancia de Venezuela, el salario de Cuba, la justicia de China y la libertad de Corea del Norte”
Mario Vargas Llosa
Aquella Gran Colombia, integrada por Venezuela, Colombia y Ecuador, ha sido en el presente objeto de innumerables deseos de reedición de las izquierdas de estos países que, como siempre, preñan su narrativa de exaltados sentimientos épicos de «patriotismo» y estentóreos llamados de unión de las fuerzas para «vencer».
Ellos interpretan el patriotismo como una continua batalla, a veces contra la intervención extranjera (a pesar de que sueñan con desdibujar fronteras para conformar una potencia «superior»), a veces contra el capitalismo (aunque está demostrado que las élites que se entronan gracias a estas supuestas batallas generan las mayores desigualdades, y solo unos cuantos de estos «héroes de guerra» alcanzan la cúspide del «emprendimiento» más rentable jamás visto, medrando sobre bienes ajenos).
El pobre Simón Bolívar, trapito multiuso de estas izquierdas, sobre todo de los guerrilleros de estas regiones y de quienes los aúpan, ha sido exprimido hasta el delirio, y su pensamiento ha sido torcido hasta convertirlo en comunista.
El mismo Cristo, a decir de ellos, fue el primer seguidor de los preceptos de Marx, pero el punto es que valiéndose de batallas, símbolos y héroes de la independencia, que vivieron hace más de 200 años, estos señores de la izquierda suman a sus anacronismos una oportunidad de oro para refrescar sus estrategias de marketing y reposicionarse: la pandemia y su impacto económico y social, así como los fallos y deficiencias de algunos gobiernos en sistemas democráticos.
Insisto en este punto porque la estrategia de estos señores aparece y se repite de manera cada vez más obvia: al llegar al poder, la primera tarea que emprenden es el desmantelamiento de las instituciones democráticas. Con ello, se aseguran de que, en el futuro, la institucionalidad no exista y por lo tanto no pueda ser empleada en contra de ellos, de su sistema de complicidades, de sus desmanes y de sus intenciones de permanencia perpetua en el poder.
El caso es que Latinoamérica está padeciendo los efectos de una nueva ola, más bien un tsunami, de la izquierda. En él hay prácticas comunicacionales avanzadas; protestas trasnacionales con guiones eficientemente estructurados para conquistar a otros sectores de la sociedad (casos Chile, Perú, Colombia entre otros); alineación entre los países con mucha más especialización que en la era chavista, que se ha venido desvaneciéndose (o la han desvanecido ellos mismos, debido a sus pérfidos resultados).
Todo lo dicho en el párrafo anterior se confirma cuando analizamos las recientes declaraciones de Boric a la BBC: «(…) espero tener un trabajo codo a codo con Lucho Arce, en Bolivia; con Lula, en Brasil y con Petro, en Colombia. Con ellos se puede armar un eje tremendamente interesante».
El aprovechamiento de la pandemia ha sido, en particular, uno de sus grandes logros comunicacionales: han entrelazado sus efectos sanitarios con los errores cometidos por administraciones como la de Piñera, Duque y Bolsonaro como las más notables.
Así, ya Boric avizora un eje entre Colombia y Brasil, principalmente. Sin embargo se exime de hablar de Venezuela (y hasta intenta desmarcase de ella) pero todo hace pensar que en los días a venir «no va a pelar ese boche». Todo se definirá entre mayo y octubre de este año, pero podríamos inferir que ya, a partir de febrero, no habrá opciones diferentes ni en Brasil ni en Colombia que puedan competir contra una plataforma multinacional con estrategias y total desenvoltura comunicacional actualizadas según el mejor marketing 3.0 y 4.0. Aunque en estos días leí a Petro prometiendo «eliminar los estratos sociales en Colombia», lo cual evidencia que aún sobreviven algunos resabios de mensajes retro que les cuesta abandonar.
Por ahora, entonces, vemos una BrasVenCol en ciernes, con posibilidades de crecer hacia una BrasVenColBolAr. Apenas hace unos días, Petro fue recibido con honores, como si ya se tratara de un mandatario, por una representación de las más grandes trasnacionales españolas, de la mano del PSOE en Madrid y el mismísimo Papa Francisco en el Vaticano. Ello indica que la maquinaria socialista está alineada y dispuesta a retomar los territorios de Bolívar, Santander, Sucre, San Martín y Pedro II del antiguo imperio brasileño, gracias a los favores concedidos por el virus asiático que les vino como anillo al dedo para construir esta nueva multinacional ideológica 3.0 y 4.0.
«Una alianza es más sólida si los aliados, más bien que conocerse mutuamente, creen los unos en los otros: por ello, entre enamorados, la alianza es más sólida antes que después de la unión matrimonial».
MARÍA EUGENIA FUENMAYOR | @mefcal
Experta en mercadeo, comunicaciones y reputación. Directora ejecutiva de Interalianza Consultores.
El Pitazo no se hace responsable ni suscribe las opiniones expresadas en este artículo.
Escriba al correo [email protected] para algún comentario sobre nuestras publicaciones.