Julio Túpac Cabello
Vamos a arreglar esto entre nosotros. Viéndonos a las caras. Cuando los partidos se pierden, algunos niños malcriados salen a decir que el otro equipo hizo trampa o que el árbitro estaba vendido. Pero si tú quieres ser dueño de tu destino, si algún día quieres ser campeón, o al menos sentirte satisfecho con cómo juegas, aunque pierdas, al entrar a camerinos la discusión no puede ser la de la víctima pobrecita al que jodieron. La discusión de alguien que asume la libertad como instrumento para armar su destino va de qué hice mal que no funcionó, y qué podría haber hecho distinto.
Y aquí, compadres, les tengo malas noticias. Porque lo que no hicimos bien es bastante.
Pero como esto no va de reclamar sino de preguntarnos por qué -como para mejorarlo- me voy a referir a algo puntual.
La votación de los hombres,en todos los segmentos, orígenes raciales (excepto en los afroamericanos, donde Trump no ganó, pero aumentó significativamente), edades, culturas y clases socioeconómicas es sencillamente espeluznante. Fuimos los hombres los que le dimos la victoria a Donald Trump. Las mujeres votaron mayoritariamente en todos los segmentos por Kamala.
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Los hombres no. Nosotros hicimos la diferencia. Mi segmento es el más vergonzoso de todos. Los hombres de entre 49 y 64 años votaron por Trump en un 62%! Es decir, que de cada tipo en la calle de mi edad, sólo tres o cuatro de cada diez no votó por Trump.
Seguramente a usted no, pero a mi me parece desolador. Y le voy a decir por qué.
Porque en el discurso de Trump hay un machismo rampante, que desprecia a la mujer. Es un hombre que no sólo ha sido sentenciado como violador, sino que con todo y el poder que tiene (y los millones que ha gastado en los más de mil doscientos juicios con que ha abusado de la gente en su vida) no ha podido deshacerse de otros 34 cargos, y le quedan pendientes otras más de 60 denuncias de mujeres que han explicado con hora, lugar y procedimiento cómo Trump las tocó o abusó de ellas de alguna manera, sin su consentimiento.
En el caso de que usted no quiera creerlo, escúchelo usted mismo: Trump diciendo, con naturalidad, que lo mejor de ser una celebridad es que puede tocarle la vagina a las mujeres que quiera sin que le pase nada por eso.
Y si no le parece suficiente: mire algún debate con Hillary Clinton. Fíjese el vicepresidente que escogió, que dice que las mujeres no tienen el mismo valor si no tienen hijos. O quienes le apoyan y afirman que la opinión de la mujer debe estar expresada a través de su marido.
¿Es ese el mundo que queremos para nuestras hijas, esposas, amigas, hermanas y madres? ¿Usted quiere que las mujeres a las que usted ama tengan un jefe violador e impune, que no puedan expresar su opinión y que solo sean tomadas en cuenta si procrean?
¿Cree usted que las mujeres deben ser sumisas, atenerse a la disposición de los hombres, ser consideradas como ciudadanas de segunda y abusadas con arbitrariedad por hombres que les provoque hacerlo?
Si su respuesta es positiva, diríjase a la cuenta de Elon Musk, a ver si lo devuelve en un viaje en el tiempo a la Edad de Piedra.
Si su respuesta es dubitativa, vamos mejor. Y le sugiero dos cosas, en dos direcciones distintas:
-Si usted se siente acomplejado porque una mujer brille; si le hace sentir castrado que las mujeres sean exitosas; si se siente frustrado porque sean difíciles de entender: no se preocupe, todo eso es producto de la educación que hemos tenido por siglos y cuyas conductas aún ampara nuestra sociedad. Reeducarse es gratis, ahora que tanta información está a nuestro alcance, y puede ir al psicólogo para mejorar sus sensaciones de inferioridad. Aprenda a respetar a las mujeres, a darles el puesto que se merecen, a relacionarse como par con ellas. Créame que tinen mucho más que dar que la anticuada y antigua forma en que los machos alfa las subestiman. El mundo, de seguro, estaría mucho mejor, si las mujeres participaran más de sus decisiones.
Y en segundo lugar:
-Si usted no cambia sus pareceres respecto al trato y valor entre hombre y mujer porque le parece que el feminismo radical es muy antipático, mande a esas mujeres bien largo, pero no se desentienda de una responsabilidad que es solo nuestra.
Los problemas del machismo no deben ser más un problema de las mujeres en exclusiva, por el contrario, es un problema de la sociedad toda y, sobre todo, de los hombres, que somos quienes lo producimos!!!
Es como si los políticos no se ocuparan de evitar la corrupción porque las protestas han sido muy radicales. Por favor, aquí en los camerinos, démonos cuenta: si nosotros no producimos los cambios, somos los primeros en convertirnos en resistencia!!!
¿Cómo podemos tener un mundo mejor para todos, incluyendo a nuestras hijas, madres, hermanas, amigas, colegas, tías, si elegimos de presidente a un violador?!!! Carajos, aún no me cabe en la cabeza.