Análisis de la producción petrolera venezolana 2017- 2021 para principiantes (Parte II)

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En los últimos meses, varias noticias han informado sobre el incremento de la producción petrolera en Venezuela. Tan solo el pasado 5 de enero, el Gobierno venezolano anunció que el país llega a la producción de un millón de barriles diarios. El experto petrolero Antonio Sucre revela, a través de un detallado análisis, que los números son otros, nada alentadores. Lea a continuación la segunda entrega del trabajo

Luego de definir el marco de referencia estadístico y la fuente de información sobre la producción petrolera, abordados ambos en la primer parte del análisis, elaboramos un gráfico de producción vs tiempo, que inicia en el año 2017 con motivo de la implementación del acuerdo de productores y considerando una serie de hitos ya explicados anteriormente.

Análisis de la producción petrolera venezolana 2017- 2021 para principiantes (Parte I)

Etapa 2: Octubre 2017 – Enero 2019

Es la etapa de mayor caída de la producción petrolera de Venezuela. Según las fuentes secundarias de la OPEP, la producción de crudo pasó de 1.902.000 a 1.150.000 barriles por día, lo que significa una caída de 752 mil barriles diarios en apenas 15 meses (50 mil barriles por mes o 1.700 barriles cada día), fundamentalmente relacionada a situaciones internas de la estatal petrolera y el país, más allá de que algunos análisis identifiquen a las sanciones estadounidenses como la principal causa del colapso petrolero venezolano. 

Esta etapa está caracterizada por la intervención profunda del gobierno de Nicolás Maduro dentro del sector petrolero, realizando nombramientos de personal ajeno a la industria en cargos directivos. Militares de carrera, principalmente, y civiles fueron sin las competencias ni la experiencia necesaria para dirigir -ni siquiera en condiciones normales- una industria con la complejidad de la industria petrolera venezolana fueron designados en altos cargos. Esta situación afectó profundamente las actividades de PDVSA, así como el éxodo masivo de personal con experiencia, amenazados y temerosos por lo que había ocurrido contra más de 100 directivos, profesionales y obreros de la industria.

La escasa preparación de quienes recibieron tales nombramientos generó una serie de decisiones que impactaron negativamente la cantidad de recursos disponibles de PDVSA. Éstos se vieron dramáticamente disminuidos, no tanto por efecto de las sanciones, sino por la caída dramática de los volúmenes de producción petrolera en el país y la necesidad imperiosa de importar productos refinados como nafta pesada y gasolina, para intentar detener la caída de producción y ocultar la disminución sustantiva de generación de combustibles para abastecer el mercado interno.

Grafico 3: Exportaciones vs Importaciones petroleras de Venezuela durante 2018.

En este período entre enero de 2018 y enero 2019, las exportaciones petroleras venezolanas (según los datos del Servicio Autónomo de Metrología de Hidrocarburos, adscrito al Ministerio de Petróleo) promediaron 1,430 MMBD, lo que significó una disminución de 350.000 barriles en comparación con los 1,78 MMBD que reportó como promedio el Ministerio de Petróleo durante los meses transcurridos en 2017 antes de la intervención en PDVSA y el Ministerio. Por su parte las importaciones petroleras alcanzaron los 360.000 barriles por día para enero de 2019 lo que significó un incremento interanual de alrededor de 172.000 barriles diarios.

El grafico 4 es un elemento determinante que se contrapone al argumento de las sanciones estadounidenses como causa principal del colapso de la producción petrolera venezolana en los últimos 5 años. Los propios datos del Ministerio de Petróleo de Venezuela muestran que,  luego del inicio de las sanciones, y por un lapso de más de un año, el intercambio comercial entre PDVSA y empresas con base en los Estados Unidos, alcanzaba sus niveles mas altos en todo en cinco años y probablemente en todo el siglo XXI, ya que mientras las importaciones globales de la estatal petrolera casi se duplican entre agosto de 2018 y  enero de 2019 (grafico 3), también aumentaban por encima del 80% las importaciones que tenían como origen a la nación norteamericana, llegando durante el mes de octubre a casi ser el proveedor exclusivo de los productos importados por PDVSA durante ese periodo. 

Grafico 4: Destino de las exportaciones petroleras venezolanas durante 2018.

En conclusión, durante la Etapa 3, aun cuando se realizaron intentos para incrementar la producción, se hicieron promesas de aumentar los volúmenes de crudo en 1,5 MMBD y se firmaron acuerdos (señalados de estar al margen de la legalidad) que permitieron al capital privado intervenir en actividades primarias de la industria petrolera en Venezuela. El resultado fue una dramática disminución en los niveles de producción, por razones internas más que externas.

Resulta paradójico que durante la Etapa 2, en la cual se disfrutó de un promedio de precios de comercialización superior a los 60$/barril –llegando incluso a los 80$/barril–, se haya experimentado la mayor caída en la producción petrolera venezolana en el presente siglo (alrededor de 750.000 barriles en 14 meses), más aun sin que materialmente PDVSA se viese afectada por elementos externos, ya que, como lo demuestran las propias cifras del Ministerio de Petróleo venezolano, durante este periodo la dependencia comercial con los Estados Unidos se incrementó en lugar de afectar las relaciones comerciales de la estatal petrolera PDVSA, como lo señalan algunos análisis.

Esta debacle representó una reducción de ingresos para la Nación por el orden de 13.450.000.000 de dólares, tomando en consideración el promedio de producción (1,36 MMBPD) y los precios de la cesta de exportación Venezolana (56 $/Bl) durante este periodo de 15 meses, asumiendo que, de no haberse tomado las acciones dirigidas al cambio de control en PDVSA y el Ministerio de Petróleo, se hubiese logrado mantener la producción alrededor de 1.902.000 barriles por día, con los que se contaba al momento de los cambios en la dirección de la empresa.

A la reducción de ingresos ocasionada durante esta etapa por concepto de disminución de los volúmenes de petróleo producidos debe agregarse las pérdidas generadas por concepto de importaciones, que impactan negativamente el flujo de caja de la empresa y consecuentemente del país, por compras directas de productos refinados o por compensaciones que se realizaron principalmente con Rusia, China e India.

Etapa 3: Febrero 2019 – Enero 2020.

Durante este periodo la producción petrolera de Venezuela continuó su vertiginosa caída, pasando de 1.150.000 a 733.000 barriles por día, lo que representó una pérdida de 417 mil barriles diarios, según las fuentes secundarias de la OPEP.

En esta etapa ocurrieron 2 eventos que tuvieron incidencia en este comportamiento. En primer lugar, la introducción de la orden ejecutiva 13857 en enero de 2019, la cual restringe la comercialización de petróleo y sus derivados con PDVSA y sus filiales. Apenas 2 meses después de la entrada en vigencia de esta orden ejecutiva, la producción de crudo en Venezuela ya se había reducido en casi 400 mil barriles diarios, dada la imposibilidad que tenia la estatal petrolera venezolana para posicionar estos barriles en el mercado petrolero internacional por sus propios medios, en particular en el mercado Norteamericano como lo había hecho a lo largo de todo el 2018, lo que llevo a rebasar sus inventarios y a cerrar producción. Es aquí cuando queda en evidencia y sin atenuantes, el impacto directo de las sanciones de la OFAC sobre el sector petrolero venezolano. 

Posteriormente, en agosto de 2019, entra en vigencia la orden ejecutiva 13884 a través de la cual se bloquean todas las propiedades de PDVSA en EE.UU., así como también el bloqueo extensible a todos los clientes y proveedores de la estatal venezolana. Esta medida impacta nuevamente la capacidad de exportación del país, ya que quienes realizaban las labores de comercialización del crudo venezolano, en los meses que habían transcurrido luego de la orden ejecutiva 13587, eran dos grandes empresas Rusas: Rosneft Trading y TNK Trading, las cuales, para no verse afectadas por la mencionada orden ejecutiva, dejaron la comercialización del crudo venezolano en manos de gestores de carácter privado y perfil desconocido.  El distanciamiento de las empresas rusas en un momento tan complejo para PDVSA deja entrever la naturaleza meramente comercial en la que se había convertido la relación, más allá de la mediática afirmación del carácter de aliado estratégico del gigante euro-asiático con Venezuela. 

Durante esta Etapa 3, los precios se mantuvieron en la banda entre 60 y 70$/barril, y la caída de la producción sí estuvo directamente relacionada con factores externos. La misma se puede traducir en unos 10 mil millones de dólares que dejaron de percibirse en el ingreso nacional durante esta etapa que, además, puede considerarse como el comienzo de un periodo poco transparente del manejo de la ya mermada producción petrolera venezolana y de sus ingresos, por las diversas acciones que se han llevado a cabo para burlar las sanciones estadounidenses.

Etapa 4: Febrero 2020 – Noviembre 2021

En este escenario de virtual supervivencia y escasa capacidad gerencial, se inicia la cuarta etapa en la producción de petróleo en Venezuela. Una etapa marcada por el surgimiento de la emergencia sanitaria producto de la Covid-19, y los enormes desafíos que ésta ha traído al sector energético mundial.

Cuando el 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al Covid-19 como una “emergencia de salud pública de preocupación internacional”, Venezuela producía 733.000 barriles por día de crudo. El efecto causado por los confinamientos y restricciones a la movilidad durante los primeros meses de la pandemia, se tradujo en una disminución de 397.000 barriles diarios (más del 50% de la producción del país) hasta junio de 2020, cuando la producción petrolera venezolana se ubicó en su punto mas bajo en 80 años al alcanzar los 336.000 barriles por día.

Desde ese punto, la producción de crudo en Venezuela inicia un proceso de recuperación gradual y paulatina, hasta alcanzar en noviembre de 2021 (último dato disponible) un total de 625.000 barriles por día. Un crecimiento de 300 mil barriles diarios en año y medio, que ha sido mostrado como un gran éxito de la política petrolera del país, pero que, teniendo en cuenta el análisis completo de los últimos 4 años, invita a reflexionar sobre la verdadera sostenibilidad de este crecimiento en el tiempo o si acaso estamos en presencia de una recuperación básica que sólo depende de variables del entorno o un rebote de fondo. Sólo cuando se supere los niveles de producción que se tuvieron en la Etapa 3 podríamos hablar de una recuperación real de la producción petrolera Mientras sólo estamos en presencia de un espejismo que forma parte de la implementación de la terapia de la ilusión a la que esta sometido constantemente los venezolanos.

Durante esta última etapa, los precios de comercialización han promediado los 55$/barril, incrementándose los mismos a partir de junio de 2020 hasta la actualidad. Este crecimiento de los precios del crudo coincide finalmente con una recuperación incipiente de la producción petrolera venezolana, aunque la pérdida superior a 20 mil millones de dólares de las dos etapas previas está lejos de superarse.

Lea este lunes, 24 de enero, la tercera y última entrega de este análisis análisis

Antonio Sucre |

Ingeniero / Experto petrolero

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