Por: Leonor Carolina Suárez
La influencia del rap venezolano se ha mantenido a través de los años como un secreto a voces; pero quienes saben, respetan. Por eso la “tiraera” o el “‘tate quieto” que lanzó Akapellah en estos días al popular y premiado artista puertorriqueño René Pérez Joglar, conocido como Residente, sacudió internet. ¿Pero qué significa realmente y qué puede sacar el movimiento venezolano de su efecto?
Basta haber crecido en los dosmiles para saber quién es Residente, el de Atrévete, el de Calle 13. Y cualquier venezolano que conozca la escena musical actual más allá de la superficie sabrá quién es Akapellah.
Si usted no sabe quién es, primer punto de razón para el rapero de Maracay. ¿Por qué? Porque el rap es uno de los géneros de mayor influencia de los últimos tiempos y Akapellah aparece en boca de quienes saben de rap en español hoy. De hecho, el mismo Residente reconoció su talento en el tema ‘Querido Louis’ (2018), donde de hecho le tira a otro rapero venezolano, NK Profeta. ¿Entonces qué pasó?
El rap forma parte del hip-hop, una cultura nacida en el Bronx cuya expresión musical se popularizó en español casi en paralelo al reggaeton en los noventa. Del rap toman elementos artistas latinos globales desde Daddy Yankee hasta Bad Bunny.
Rap son las siglas de “rhythm and poetry», ritmo y poesía. En sus inicios, el ritmo o beat que sirve de base del rap se tomaba “prestado” de una grabación preexistente sobre la cual los primeros raperos, llamados MC’s, hacían sus comentarios. Esto fue evolucionando a letras enteras sobre esos beats y hits que hicieron a artistas como Jay Z (para amantes de la cultura pop, Jay Z es el esposo de Beyonce), Kanye West (aka Ye, aka el baby daddy de Kim Kardashian), Eminem o Drake.
Medirse a través de insultos a un contrincante es parte de los antecedentes del rap. Existió mucho antes de que se incorporara a la cultura de hip-hop, un movimiento que lo toca todo: música, estilo, cine, arte urbano… Esas batallas verbales, en inglés diss tracks, son tan válidas como el género mismo porque vienen de un movimiento que nace en la calle y que escoge al lápiz como opción a las armas.
En suma, el hip-hop es la salida artística y social que integra, refleja y celebra la lucha de raza y clase de los barrios de Nueva York en los setenta. Barrios principalmente negros y afrolatinos.
Akapellah viene diciendo que Residente no es rapero, que no pertenece a esa lucha, que no se “comió las verdes” y por eso decidió sacar el polémico tema ‘Tú no eres rapero’. Kaboom! Explotó internet incluyendo una cadena de reacciones en el universo de podcasters desde Chente hasta Escuela De Nada.
Residente es un líder en el amplísimo género conocido como “urbano”. René no es el más popular de Puerto Rico como Bad Bunny o un pionero como Tego, pero definitivamente una figura respetada por su habilidad en la rima y el contenido de sus letras que incluyen temas latinoamericanistas, principalmente, y las famosas ‘tiraeras’ donde salió herido hasta J Balvin y más recientemente Cosculluela en el track ‘Bajo y Batería’.
Es ‘Bajo y Batería’ al que Akapellah responde con ‘Tú no eres rapero’. Aunque el boricua no lo nombró directamente en aquel track, dijo: “lengueteros que dicen que no soy rapero”. Según Akapellah, Residente se refirió a las polémicas declaraciones que el venezolano hizo en una entrevista sobre la validez de raperos como Bad Bunny y René.
“Lenguetero” fue llamado también NK Profeta por Residente en aquel tema de 2018. Entonces, en una barra, ‘Bajo y batería’ le tiró al rap venezolano. Y la escena respondió fuerte y claro.
René no es un chico de barrio, él lo admite, es hijo de clase media blanca y trabajadora de Puerto Rico. Es sin embargo, un artista de lírica consciente que se ha ganado el respeto de la industria y de la sociedad que representa, pues refleja en su arte su lucha y vive la idiosincrasia de su isla. Tanto, como para convertirse junto a Bad Bunny y Ricky Martin en líder del movimiento que forzó la renuncia pública del gobernador de la isla en 2019.
Akapellah es un rapero de Maracay iniciado en la calle y en las batallas de freestyle. Sin ‘greencard’ ni dinero, como él afirma. Respetado por su habilidad para componer rimas poderosas en tiempo real y líricas con alto contenido político y social. Un chico de barrio, un venezolano negro. Akapellah es nombrado por la escena de rap actual como el mayor exponente del género de Venezuela. El país de Canserbero, un nombre que aún hace temblar a toda una escena continental.
‘Tú no eres rapero’ contra Residente llega como un reclamo y como un golpe de efecto para que una escena sea reconocida: la escena del rap venezolano.
“Lo más valioso que tenemos y es poquitito”, dijo Akapellah en una entrevista realizada después de grabar el tema contra Residente. “De la repartición en el mundo, ustedes tienen todo. La industria… tienen… nacieron con todo a favor… nosotros solo somos raperos, no tenemos nacionalidad americana.” Marcó el maracayero.
La cercanía con EE UU, la posibilidad de viajar libremente a la meca de la industria musical y el acceso a tecnologías y contactos son elementos reales que afectan el desarrollo y éxito comercial de un artista.
Creo que la frustración de Akapellah es válida, especialmente si tomamos en cuenta que la escena del freestyle en Venezuela explotó en plena crisis nacional en medio de necesidades profundas y con un entorno en contra sin infraestructura para los artistas. Sin ánimos de ser puristas, el caldo de cultivo de este movimiento es auténtico, cercano a ese que vio nacer el hip-hop en Nueva York.
Si se lee entre líneas, la tiraera de Akapellah no es realmente contra Residente. Es una búsqueda, una reacción más grande que un artista, que un tema o dos, más grande que él mismo y más grande que Residente. El “‘Tate quieto” de Akapellah y luego el de NK Profeta son un ejercicio de dialéctica urbana que debe ser reconocido y respetado. Pero que necesita ser más que eso.
En esa misma entrevista, Akapellah admitió: “Yo no quiero ser líder de nada, pero me da arrechera que alguien se esté robando el crédito”. Y aquí creo que peca nuestro valioso artista y quizás aún el movimiento venezolano.
Colaboré como co-escritora en el podcast de la periodista musical argentina Albina Cabrera. Si ya no lo sabía tras leerlo en las historias del hip-hop de EEUU o del reggaeton en Puerto Rico, en el episodio 4 de El Sonido: Cancioneros aprendí a través de ella, del rapero Trueno y de Héctor Germán Oesterheld, autor de El Eternatuta, que el rap es un héroe colectivo. Que se llega en un esfuerzo de muchos, pero que tiene nombres y caras reconocibles con discursos claros.
Sin ser ingenuos, un movimiento necesita también de una estrategia de comunicación y alianzas que lo lleven a nuevas fronteras y escenarios. Ese momento ha llegado para el rap venezolano. Y quiera o no, Akapellah es llamado a formar frente y crear nuevas vías (además de un diss track) para que la escena del rap venezolano trascienda.
Akapellah defiende con toda la agresividad y poder de su lírica el espacio de los venezolanos en la escena, pero hay que hacer más. Ese ímpetu debe seguir siendo motor hacia nuevos territorios y precursor de un movimiento global que tome nota y construya alianzas al mejor estilo del hip-hop, el reggaeton o el trap argentino. Escenas que han sabido sortear las condiciones o distancias geográficas para plantar banderas sólidas en comunidad. A pesar del racismo que opaca las oportunidades a escenas y artistas no blancos.
La tiraera es tan válida como el rap, pero me pregunto esperanzada por Akapellah, por NK Profeta y por la escena que incluye un grupo de chamitos locos y el futuro de la cultura de calle venezolana: ¿qué viene después del “tate quieto”?
LEONOR CAROLINA SUÁREZ / Twiter: @LeonorSuarez / Instagram: leocarosuarez
Abogada. Licenciada Cum Laude en Derecho de la UCAB y máster en Comunicaciones de University of Florida. Cuenta con más de diez años de experiencia en periodismo digital y producción audiovisual.
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