2023: el cambio por la vida y la libertad sigue pendiente

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Por: Pedro Arturo Moreno

Los cambios en la historia suceden, muchas veces, sin tener una previsión exacta de las condiciones en que se producirán. Cuando hablamos de expectativas o esperanzas añadimos algo de deseos recónditos. Analizamos las perspectivas y la combinación de los factores que intervienen en el devenir de los procesos, pero además apostamos a que la combinación de ellos derive en lo que más se acerque a nuestros deseos.

Que pronto comience a transcurrir el final de un cuarto de siglo del régimen instaurado en 1999 nos habla principalmente de la imposición de una manera de conducir los asuntos del país que —entre engaños, estafas, trampas, discursos falsos y edulcorados, frases rimbombantes y líderes mesiánicos— condujo a la catástrofe que hemos vivido y que pretende ser tapareada con una ilusoria reactivación económica basada en un mayor rentismo y en la libertad más absoluta para beneficiar a los inversionistas.

En ese lapso se edificó un engendro de sociedad que hizo retroceder el país a comienzos del siglo XX. Con ingresos extraordinarios que hubiesen permitido el despegue de una verdadera economía soberana, con una producción industrial y agrícola que hubiera reafirmado nuestra independencia política. Todo lo contrario, se dio mérito a la flojera, a la desidia, a la viveza criolla en detrimento de la investigación, del conocimiento científico, del aporte tecnológico propio, de la educación para vencer la sombra… Se levantó el discurso antimperialista para ocultar la entrega descarada y desvergonzada de nuestras inmensas riquezas.

El éxodo: huir de Venezuela

Y con la frase constitucional de “participativa y protagónica” se erigió un régimen político superpresidencialista, rayano en un trono real. Con una magnificación del Ejecutivo —existente siempre, desde el caudillismo cuartelario hasta la democracia bipartidista—, llevando al extremo de la supeditación a los otros poderes “autónomos”: moral, legislativo, electoral y judicial.

Se despojó al pueblo de cualquier forma organizativa con carácter autónomo para instalar un correaje corporativista, cuasifascista, con nombres militarescos —unidades de base, misiones, salas situacionales, etcétera— para las comunidades y las organizaciones sociales. Se vilipendió la libertad sindical y la autonomía universitaria, al punto de convertirlas en entelequias que casi no sirven para nada, sobre todo para las raíces que les dieron su razón de ser. Y con ellas se ensañaron, pues aún siguen siendo centros de resistencia contra la ignominia chavista.

En la última década, bajo el mando de los continuadores del “legado”, ha sido sumamente evidente y claro el carácter dictatorial, antinacional y antipopular de quien se declara “presidente obrero”. En sucesos incuestionablemente democráticos, el pueblo ha mostrado su garra y su disposición a luchar contra este despotismo: 2014, 2017, 2019 y 2022 fueron escenarios de una abnegación y un desprendimiento muy nobles del pueblo venezolano y de sus sectores de avanzada: primero los jóvenes y luego los jubilados y pensionados.

Que la dirigencia opositora no haya estado a la altura de los retos que se le presentaban no significa que debamos rendirnos, que cerremos los ojos y nos dediquemos a sobrevivir. Sería una afrenta contra el sentido histórico de un pueblo insumiso, que no se deja pisotear, que ha acendrado profundos valores democráticos y virtudes libertarias, aunque circunstancialmente deba buscar afanosamente la supervivencia.

2023 será un año para afianzar la fuerza social y política cuyo primero objetivo sea devolver la esperanza a la familia venezolana, la idea de que sí podemos reconstruir nuestro país con las mejores voluntades del ciudadano de a pie. Se atravesarán obstáculos e inconvenientes —hasta de sectores que se autocalifican de “opositores”—, pero el influjo y la convicción de que debemos desalojar del poder a este engendro histórico llamado chavismo se impondrán con una clara visión de rescatar la república, de reconstruir una nueva democracia y restituir al pueblo su poder originario.

PEDRO ARTURO MORENO | @pedroxmoreno / instagram: pedroxmorenobr

Secretario ejecutivo de la CTV, responsable de DD. HH. Trabajador gráfico: corrector de pruebas y editor

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