Comunicación en gotas
«La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose;
de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño
ya es demasiado tarde».
Por: María Eugenia Fuenmayor
La historia de la paz en esta parte del mundo no ha sido para nada feliz. No vamos a hablar de los sinsabores que toda la región sufrió, una vez que ganamos la guerra por la independencia de la corona española para caer entonces en el yugo de las guerritas internas, de la pobreza extrema y del desaliento. Muchos, en aquella época y en esta, se preguntaban y se preguntan para qué sirve tanta independencia.
Ya antes de llegar los españoles a estas tierras de gracia, nuestros antepasados originarios se venían masacrando entre ellos, a juzgar por las terribles historias que incas, mayas, aztecas, caribes, entre los más notables: se caracterizaban por sus conflictos genocidas conocidos por los sacrificios humanos. Parece, pues, que la paz nunca ha sido intrínseca de la cultura del «buen salvaje»… más bien, todo lo contrario.
Más recientemente, y sin ir muy lejos, movimientos terroristas como sendero luminoso, M19, FARC y ELN, así como regímenes comandados por liderazgos en el otro extremo del espectro político, pero idénticamente violentos como los de Videla, Stroessner o Pinochet, por solo mencionar tres, encarnan ese espacio común de la radicalidad, de la profunda crueldad y del desprecio por el ser humano, en favor de sus propios intereses y esa visión mesiánica que se expresa con la infantilización de la población y la alusión permanente al amor por el pueblo.
El hecho es que las vueltas que el mundo ha dado desde el neolítico no han sido suficientes para desviarnos de esa suerte de maldición que parece condenarnos a sufrir aun de la injusticia y de la desigualdad oprobiosa que signan la gestión pública en muchos de nuestros países. Esto, a pesar de su «tradición gloriosa» basada en las hazañas de Túpac Amaru, Moctezuma, Huáscar, Guaicaipuro y otros héroes más modernos, cuya inspiración (San Martín, Bolívar, Sucre, Martí) tampoco parece haber sido suficiente.
La paz, hoy en #Colombia, sin ir muy lejos, es el valor por el que se pelean algunos de sus líderes aunque en un pasado demasiado reciente hayan tomado caminos muy sinuosos “en favor” de la pretendida paz, que suponía alcanzar a través de #Cuba como sede y garante de negociaciones y/o diálogos equilibrados… Claro, es sobre todo en esa martirizada isla donde un guerrillero que mata, secuestra y trafica se puede sentir seguro y a gusto…
A lo largo de la intensa campaña electoral que llevó al exguerrillero Gustavo #Petro al poder, las veces que el candidato se desmarcó de su ahora par venezolano fueron innumerables.
Pero ahora, la indudablemente necesaria recomposición de las relaciones e intercambio entre nuestros dos países se dan en una atmósfera más que relajada, de relajo, con demasiadas manifestaciones chuscas.
En esta situación, la ausencia de sobriedad y la mayestática que debe signar los actos formales de gobierno genera, una vez más, recelo sobre la legitimidad de las pomposas declaraciones sobre el beneficio para la población fronteriza y para ambos países… ¿El agravante? que «aquél» le pide a «este» (el que mantiene aliviaderos de movimientos irregulares) que sea garante de un proceso que si logra ser verdaderamente exitoso, debería concluir con la desaparición de estos movimientos que hoy «este» apaña.
Uno se pregunta, entonces, cómo es que #Petro no procura el soporte de líderes y países que son referencia para la civilidad moderna. El garante seleccionado por el mandatario colombiano exhibe los indicadores más bajos de desarrollo y los más altos de opacidad administrativa (Transparencia Internacional), de inoperancia del sistema judicial (https://foropenal.com/presos-politicos/) , de pobreza (https://es.statista.com/estadisticas/1277980/porcentaje-de-la-poblacion-venezolana-bajo-la-linea-de-pobreza-extrema/), de desempleo (58, 3 % según el CESLA) y de emigración forzada que roza ya los siete millones de venezolanos http://www.sela.org/es/prensa/servicio-informativo/20220914/si/83409/migracion-venezolana
Quisiera legítimamente entender al presidente Petro, porque con #JuanManuelSantos no logré hacerlo (remenber la entrega del venezolano @Lorentsaleh a sus perseguidores). Para cerrar este rosario de inquietudes, cabe preguntarse también cómo es que se puede seleccionar a un garante de la paz en un conflicto internacional a quien no ha sido capaz de lograr la propia…esa que garantiza la democracia auténtica y el progreso sostenible. ¿Cuál paz busca verdaderamente el mandatario vecino? ¿La del miedo? ¿La de la resignación?
MARÍA EUGENIA FUENMAYOR | @mefcal
Experta en mercadeo, comunicaciones y reputación. Directora ejecutiva de Interalianza Consultores.
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