Maracaibo.- La periodista Letty Vázquez tiene casi 6 años que emigró a una ciudad fría y poco ruidosa, muy distinta a su natal Maracaibo, capital del estado Zulia, y que este domingo, 8 de septiembre, cumple 495 años de fundada.
Vazquez vive desde 2018 en Toluca, México. La crisis económica y de los servicios públicos fue el detonante para emigrar con su familia, aunque no hay un día que no añore regresar y sentir el calor de Maracaibo, donde las temperaturas oscilan los 38 grados centígrados.
“De Maracaibo, extraño sentirme en confianza, esa sensación que te dan los hogares maracuchos. Extraño los sabores, la fritanga, los pastelitos de pizza. Extraño el ruido de Maracaibo, las voces escandalosas, la jocosidad y esa capacidad, que no entienden en el mundo, de reírnos de nuestra calamidad”, dijo la periodista en entrevista con El Pitazo.
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Vázquez es parte de esos casi ocho millones de venezolanos que emigraron de Venezuela en los últimos años, según registros de las Naciones Unidas. De los cuales, al menos 500.000 mil huyeron de Maracaibo, la ciudad con mayor cantidad de migrantes de Venezuela, según una investigación del diario estadounidense The New York Times.
Migrantes marabinos residenciados en Panamá, Chile, Estados Unidos y Ecuador añoran lo mismo que Vázquez: volver a su ciudad, de la que extrañan su alegría, su color; pero, sobre todo, su gente.
“Extraño todo de Maracaibo: sus atardeceres, esos colores del cielo que se mezclan entre el rosado y el naranja. Extraño su gente, lo divertido de la gente, que en cualquier situación siempre están sonriendo con un chiste. Extraño sus calles”, dijo con nostalgia Fabio Montes, un repostero de 34 años, quien en 2016 emigró a Panamá.
En su aniversario, Montes sólo desea que Maracaibo y su gente no pierdan esa capacidad de resiliencia y de “echar pa’ lante” a pesar de las adversidades. “Quiero que siga creciendo y que siga brillando”, añoró el joven.
Desde Texas en Estados Unidos, Yanyuris Villalobos armó en un rincón de su casa un espacio que le recuerda a Maracaibo. Ahí tiene imágenes de la Virgen de Chiquinquirá, del Puente General Rafael Urdaneta, un carrito de cepillados y las tradicionales y coloridas casitas del centro de la ciudad.
“Yo añoro a Maracaibo, poder volver de nuevo. Volver a caminar por sus calles. Extraño su color, su sol, su sabor, sus gaitas, y la calidad humana de su gente”, dijo Villalobos, quien tiene cinco años que emigró con su hija.
Esperanza Araujo, una community manager residenciada hace cinco años en Ecuador, recuerda a Maracaibo con nostalgia. Su gastronomía es lo que más extraña: pastelitos, mandocas, patacones, cepillados.
En el aniversario de la ciudad sólo le agradece a Dios haber nacido ahí. “Le doy gracias por haber crecido en Maracaibo, por los hermosos recuerdos que tengo y deseo que siga creciendo y nunca pierda su hermosa cultura”.
El periodista Raúl Semprún, quien hace cinco años emigró a Santiago de Chile, extraña poder pasearse por las calles de Maracaibo y hablar en voz alta. “Lo extraño todo, el calor de la gente, poder ser yo, poder gritar como parte de nuestra idiosincrasia, su clima”.
Al igual que Vazquez, Montes y Villalobos, Semprún quiere volver. “En su cumpleaños, le prometo a Maracaibo que sus hijos estamos próximos a regresar, queremos reconvertirla y transformarla en algo mucho mejor de lo que hoy es”.