Maracaibo.- Los jubilados y sobrevivientes de Petróleos de Venezuela protestaron este viernes, 29 de septiembre, por segundo día consecutivo en Maracaibo, estado Zulia. La manifestación fue en respaldo de los compañeros que mantienen una huelga de hambre en Caracas para exigir el pago de la deuda por el Fondo de Pensiones.
“Con esta situación a la que nos ha sometido la industria petrolera, todos estamos en una huelga de hambre indirecta por las necesidades que estamos enfrentando tanto de salud como de alimentos”, aseguró Manuel Carrillo, de 68 años, quien protestó junto a unos 40 pensionados frente a la sede de Pdvsa Miranda, ubicada en la avenida La Limpia de Maracaibo.
Los pensionados y jubilados de Pdvsa exigen a la directiva de la industria el pago mensual de 662 dólares como parte de la amortización de la deuda que mantiene la estatal petrolera con ellos por el Fondo de Pensiones.
“En la industria hay 37.000 jubilados que trabajamos y ahorramos en un fondo de pensiones para no tener necesidades en nuestra vejez. Pero no es así. Pdvsa adeuda desde 2016 hasta diciembre de 2022, 42.181 dólares a cada pensionado. Nosotros queremos el pago mensual de 662 dólares a manera de amortización de la deuda, pero no nos dan la cara”, aseguró el presidente de la Asociación de Jubilados de la Industria Petrolera (AJIP), Douglas Pereira.
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Pereira advirtió que si el presidente de Pdvsa, Pedro Tellechea, no les da respuesta en las próximas horas, deberán arreciar la protesta. «Pdvsa debe responder por un derecho que nos asiste», insistió.
Leonerio Soto, de 71 años, se acostó junto con otros tres pensionados sobre unos cartones frente a los edificios de la empresa para protestar por la precaria situación en la que viven los jubilados.
«Pdvsa tiene que pagarnos los reales que nos han robado, porque eso es un robo. Son nuestros y los necesitamos para cubrir medicinas y alimentación», afirmó Soto, quien tiene tres semanas en espera de que la empresa le apruebe una tomografía de riñón.
El trabajador jubilado afirmó que ya no quieren seguir viviendo a expensas de un bono. «Apostamos toda la vida al fondo de pensiones para que en nuestros últimos días pudiéramos estar tranquilos, pero lo robaron», afirmó Soto. Este hombre trabajó durante 40 años en la estatal petrolera.