No hay nada más doloroso que perder a un hijo. A partir de esta verdad es posible imaginar el tamaño de la pena de la madre yukpa que perdió a sus cuatros hijos. Es un dolor tan profundo e indescriptible que el mundo se desintegra para quienes han sufrido esa tragedia.
Sin pensar que sería la última vez que los vería, Ana Panapera dejó a sus cuatro hijos en su casa, ubicada en la comunidad de Toromo, en la Sierra de Perijá, la tarde del jueves 3 de octubre, para comprar alimentos con el dinero que el Gobierno nacional le depositó en su cuenta de Hogares de la Patria.
Una vez en Machiques, el pueblo más cercano a las comunidades de esta zona, lo primero que hizo la mujer fue buscar pan para sus hijos, pues ese era el encargo que había recibido de todos. Al terminar su diligencia decidió ir hasta la parada del transporte que la lleva de regreso a su punto de partida. Allí esperó por varias horas por una chirincherra que pudiera salir hasta Toromo, pero de nada le sirvió, porque no hubo ningún vehículo que entrara a su sector.
Al darse cuenta de que se le había hecho tarde para regresar a su casa, Ana Panapera decide pernoctar en Machiques y salir muy temprano al día siguiente. Tenía la ilusión de que, ya en su casa, vería a sus hijos disfrutar de los panes que tanto deseaban. Pero ella no logró imaginarse que ese día comenzaría su desgracia.
Al llegar al sector La Morena, de Machiques, solo se escuchaba hablar de la tragedia que había ocurrido la noche anterior en la cuenca Toromo. La mujer se detuvo a pensar que esa era su comunidad y entró en desespero, sobre todo después de que una persona se le acercara para avisarle que sus hijos se habían ahogado. Esa información la hizo entrar en pánico y decidió salir corriendo lo más rápido posible hasta llegar a su comunidad.
Para llegar de Machiques hasta su casa, Ana normalmente debe esperar unos 15 o 20 minutos en carro en el inicio de la vía que comunica a la ciudad con los asentamientos ubicados en la Sierra de Perijá.
“Yo no pensé que iba a pasar esto y yo me quedé en Machiques. En la mañana que salí me dijeron ‘señora, parece que unos hijos suyos se ahogaron, vaya, corra’. Me vine a pie y los busqué y no los pude conseguir. Hasta el sol de hoy los estamos buscando”.
Entre lágrimas y con el peso de la tristeza en sus hombros, Ana Panapera, la madre de los cuatros menores desaparecidos, aclara que hasta este domingo solo han encontrado el cuerpo de Ever Jesús Ballena Panapera, de tres años.
La madre yukpa contó que lo único que puede ver donde solía estar su casa es lodo por todos lados, rocas, ramas y troncos, lo que demuestra cómo el agua arrastró y destruyó todo a su paso desde el Balneario Kunana hacia comunidades de más abajo. La comunidad indígena de Toromo fue la más afectada; allí se contabilizaron al menos un muerto y cinco desaparecidos hasta el domingo 6 de octubre.
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