Barquisimeto.- Cuatro personas resultaron heridas por un grupo de seguidores de Nicolás Maduro que lanzó piedras y golpes contra la protesta por la emergencia humanitaria compleja que se desarrolló por segundo día consecutivo dentro del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, este domingo 17 de marzo, a propósito de la visita de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Lara, cuya gira terminó inesperadamente en el Hospital Pastor Oropeza y no en el punto donde todos se concentraron.
Este grupo acompañado de concejales de Iribarren y funcionarios públicos, entró sin inconvenientes al centro de salud, a diferencia de los médicos, enfermeras, estudiantes universitarios y miembros de la sociedad civil que sobrepasaron un cerco de policías y militares.
«Si se revienta un peo con Maduro me resteo, si se revienta un peo con Maduro me resteo», decían los partidarios del Gobierno que atacaron con piedras a los manifestantes, insultaron y grabaron a los periodistas y robaron la tablet del jefe de Información del Diario La Prensa de Lara, Héctor Rodríguez.
Más de 20 reporteros del estado Lara fueron asediados por seguidores de Nicolás Maduro en la cobertura de pautas relacionadas con la visita de la ONU. Fueron ocho ataques contra el ejercicio periodístico en menos de 48 horas contra más de 20 comunicadores de distintos medios incluyendo El Pitazo, El Informador, La Prensa de Lara, EVTV, VPI y Promar TV.
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«Los que actuaron el domingo en el Hospital Central Antonio María Pineda fueron los mismos colectivos que amenazaron a los reporteros de El Informador y La Prensa en la comunidad Alí Primera el día anterior. A uno de los agredidos llegaron a decirle: nosotros somos colectivos. Los vamos a quemar», advirtió el abogado Andrés Colmenares.
Actuaron impunemente
El despliegue de la policía de Lara, Guardia Nacional (GN) y Guardia del Pueblo no impidió que los seguidores del Gobernante desconocido por más de 50 países se abalanzaran contra el vehículo de un médico del hospital central, que empujaran al padre de un niño hospitalizado que pedía insumos ni que arrancaran retrovisores de los carros estacionados afuera, que tiraran piedras a la unidad móvil del canal Promar TV o que actuaran impunemente contra los que ejercían su derecho a la manifestación.
El comisionado de la Brigada Hospitalaria de la policía de Lara no intervino durante el enfrentamiento ni detuvo a los agresores que estaban plenamente identificados. «Ayer sí querían poner presos a los estudiantes que tomaban fotos del maquillaje y hoy ignoran nuestras denuncias», reclamaban los ciudadanos.
Un giro inesperado
Durante ocho horas, la sociedad civil se volcó al principal centro de salud del estado Lara a la espera de los representantes de la Oficina del Alto Comisionado.
Todas las miradas estaban puestas sobre el Hospital Central Antonio María Pineda por el equipamiento exprés realizado del 13 al 17 de marzo. Sin embargo, los enviados de Michelle Bachelet tenían otros planes y fueron al Hospital Pastor Oropeza, que también lo dotaron y limpiaron a última hora bajo la supervisión de Magaly Gutiérrez Viña, presidenta del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
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Aunque las cartas y mensajes de los manifestantes que colmaron dos días los alrededores del hospital central no llegaron a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, la médico María Auxiliadora Castillo relató el drama dentro de los servicios de salud, los pacientes y hasta la vulneración de derechos laborales en el recorrido efectuado en el Hospital Pastor Oropeza.
Una jefa de enfermería trató de silenciarla en la entrevista, «pero no pudo», contó la propia cirujana.
«El mensaje para la ONU está bien claro y sencillo: Venezuela está en emergencia y estamos todos jodidos», señalaron los guaros que con banderas, cuatros y cacerolas salieron del Hospital Central Antonio María Pineda cuando se enteraron que los representantes del organismo multilateral estaban por despegar a Caracas en un vuelo chárter.
Por Liz Gascón y Keren Torres