San Carlos de Zulia.- Fluctuaciones y cortes eléctricos no programados, fallas en la distribución de gas doméstico o agua potable por tuberías, fallas de conexión telefónica y retraso en la recolección de basura son las deficiencias más notorias en los servicios públicos que, a diario, padecen los habitantes de San Carlos de Zulia, la capital del municipio Colón, que arriba este martes 23 de marzo a 243 años de fundación.
Joselín González, quien reside en el sector Maiquetía y vive junto a 20 integrantes de su familia, manifiesta que la luz no mejora: “A veces deja de irse un día, pero siempre se nos va, así sea tres horas. Lo mejor que pueden hacer es solucionar el tema de las plantas”. Lamenta que el agua baja por tuberías con malos olores, mientras que las conexiones telefónicas y el internet también fallan.
Aseo urbano y gas doméstico tardan
En la capital del municipio Colón, la basura es recogida en camiones que no tienen dispositivos para la compactación. El promedio de recolección es de un mes y medio o dos, según la demanda.
Raquel Reyes, vecina de la calle 9, dice que les paga a colectores particulares para botar sus desechos, porque se evita malos olores y moscas. Acota que la solución es pagar al Imau, pero que la prestación sea constante. También manifiesta que la venta de cilindros de gas doméstico casa a casa tarda entre siete meses y un año.
Calles oscuras y un río sedimentado
Gustavo del Mar, residente, menciona que da tristeza el abandono del Centro Cívico, un espacio de recreación, el cual fue incendiado hace tres años durante unas protestas. “En ese lugar las personas hacen necesidades fisiológicas y sus alrededores están oscuros. De noche es inseguro”, dijo.
Carlos Villamizar, habitante de la calle 7 de Andrés Eloy Blanco, coincide en denunciar el abandono del espacio público que solía ser sede de los poderes públicos: “El alcalde y los concejales no le han metido mano a eso; es tiempo de que lo resuelvan”.
Yadira Ramírez, vecina, contó que el principal problema de San Carlos es la sedimentación del río Escalante, con unos 12 kilómetros de áreas sin sanear.
“Da tristeza pasar por allí. Ya no es un río, eso es un caño. Qué diferencia a los tiempos de antes cuando llegaban las piraguas, las lanchas y había pesca; sería un tremendo regalo de las autoridades para con los pobladores”, manifestó. A ella le preocupa que la situación origine contaminación o inundaciones en el terruño que fue inaugurado en 1778 por expediciones de frailes capuchinos procedentes de provincias españolas.