Una encuesta del Observatorio de Universidades (OBU) sobre las condiciones para la educación virtual en Venezuela revela que 44% de los estudiantes en 24 estados no han recibido clases a distancia y 66% de los profesores no ha impartido clases en línea durante la cuarentena decretada por el Gobierno en marzo por la pandemia del COVID-19.
Esta iniciativa que forma parte de la Fundación Laboratorio de Desarrollo Humano, con sede en Lara, presentó los resultados de su más reciente estudio el viernes 20 de noviembre.
3.815 estudiantes de pregrado, 133 estudiantes de posgrado y 1.918 profesores de 77 instituciones de educación superior en cinco regiones del país: capital, centro, Guayana, nororiente y occidente, participaron en la Encuesta del Observatorio de Universidades (Enobu) en su edición de 2020.
El rezago tecnológico, la falta de condiciones para recibir o impartir clases virtuales en casa y el colapso de servicios básicos dificultan la educación universitaria a distancia en Venezuela en tiempos de pandemia, señala el estudio que refiere “la ausencia de coordinación, políticas” y falta de recursos humanos y financieros para garantizar la continuidad académica bajo la modalidad virtual implementada en el país desde hace ocho meses. Los estados Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta, Sucre, Apure, Barinas, Falcón, Lara, Mérida, Portuguesa, Táchira, Trujillo, Yaracuy y Zulia tienen las menores condiciones de acceso a servicios públicos o disponibilidad de recursos tecnológicos.
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Educación virtual sin luz ni internet
El 55% de los estudiantes y 62% de los profesores no cuentan con servicio eléctrico continuo. Casi la mitad de la población universitaria vive en sectores donde hay cortes de luz de 3 a 6 horas diarias y entre 94% y 95% no cuenta con plantas ni generadores alternativos de energía eléctrica para mantenerse conectados durante los apagones.
“Las limitaciones de estudiantes y profesores para tener los recursos mínimos para desarrollar la educación virtual, tales como: equipos tecnológicos, internet estable y servicio eléctrico, son determinantes, al punto que comprometen la calidad y la continuidad de la educación”, precisa la Enobu.
El Observatorio de Universidades considera que la implantación de la educación virtual en el país amplia las desigualdades sociales.
“Las condiciones en el hogar para trabajar y estudiar son precarias. Aspectos tan básicos como sillas ergonómicas, iluminación adecuada y ventilación no están presentes en todos los hogares”, agrega la organización.
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Plan desconocido
El estudio también revela que 71% de los profesores y 84% de los estudiantes desconocen de qué trata el Plan Universidad en Casa, promovido por el Ministerio de Educación Universitaria durante la cuarentena.
“La educación virtual no consiste solo en proveer a estudiantes y profesores de equipos tecnológicos para estudiar y trabajar. Constituye un proceso en el que debe existir una estructura académica, organizativa y un soporte digital que la apoye (…) Es imperativo mejorar la preparación didáctica y pedagógica de los docentes. Los estudiantes también deben ser incluidos de los procesos de formación”, recomienda la organización.
Igualmente, emplazan a las autoridades a evaluar las condiciones de vida de la población universitaria para diseñar programas para los grupos vulnerables sin discriminación política.
Valoración negativa
“Los profesores en las universidades privadas cuentan con aulas virtuales y se apoyan en otras tecnologías como el correo electrónico y WhatsApp. En las universidades públicas, un importante segmento no cuenta con este recurso y, por ende, debe recurrir a WhatsApp, el correo electrónico o Google Classroom. Centrar la educación virtual en aplicaciones como WhatsApp no garantiza que se esté impartiendo una educación de calidad”, concluye la encuesta.
62% de los profesores consultados respondió que WhatsApp es la herramienta más utilizada para impartir clases y solo 43% ha recibido orientaciones de uso de las aulas virtuales por parte de la universidad. 63% de los estudiantes aseguró que la educación virtual es regular o deficiente y entre 59% y 62% de los estudiantes de universidades públicas y privadas opina que esta modalidad es “peor que la presencial”. Más del 70% de la comunidad universitaria está poco o nada motivada con la educación a distancia.