Santa Bárbara de Zulia.- La llegada del año 2021 trajo consigo más apagones a la subregión Sur del Lago de Maracaibo, en el estado Zulia, en comparación con el mes de diciembre. De acuerdo a vecinos de esta zona del occidente del país, los cortes eléctricos suelen durar hasta cinco horas diarias. De haber fallas en tendidos eléctricos el racionamiento puede ser mayor.
Trabajadores de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) consultados por El Pitazo este miércoles, 13 de enero, aseguran que las restricciones en el servicio obedecen a la falta de generación en las plantas del eje andino. Esta situación no solo afecta las conexiones telefónicas y el agua potable, sino a los pacientes contagiados con coronavirus.
Desde la central hidroeléctrica Fabricio Ojeda, conocida como La Vueltosa y que se ubica en Táchira, así como el complejo Don Luis Zambrano, ubicado en El Vigía, estado Mérida, hay fallas de generación que impactan en la prestación del servicio entre los habitantes de este eje del estado Zulia.
“La demanda en el Sur del Lago es de 110 megavatios y sólo aprueban 40 megavatios, es allí cuando se programa la administración de carga”, explica un trabajador de la estatal eléctrica vía telefónica y quien pide reservar su identidad. En el Sur del Lago sólo hay dos turbinas que generan 30 megavatios. Una está ubicada en planta Santa Bárbara, en el municipio Colón y otra en planta Casigua, en el municipio Jesús María Semprúm.
Los cortes eléctricos comienzan a las 11:00 de la mañana y van rotándose entre los 15 circuitos. Los cortes suelen durar entre 3 y 5 horas, pero la restricción en el servicio suele prologarse cuando ocurren fallas, remarca el funcionario público.
Durante las dos primeras semanas de enero han ocurrido al menos seis apagones generales. Los circuitos donde más quedan sin luz son: Encontrados, Santa Cruz y Cuatro Esquinas. Los trabajadores confirman que realizaron reparaciones de tendidos en las jurisdicciones donde se ubican los cortes.
Fallas eléctricas afecta a pacientes con COVID-19
Ana Molina, una residente cuya electricidad depende del circuito Santa Cruz, contó que las restricciones del servicio en medio de la pandemia, afectan a su abuela, una paciente que recibe atención domiciliaria y que dio positivo por COVID-19.
“Para nadie es un secreto que la condición psicológica en los pacientes con COVID-19 es un factor clave para su recuperación. Esto afecta el sistema nervioso. Cuando mi abuela siente que se va la luz se desespera”, indica a través del hilo telefónico.
El calor característico de la subregión zuliana comienza a dificultar la respiración de la abuela de Ana cuando quedan sin energía eléctrica. “No es igual cuando el aire acondicionado está encendido porque la habitación está fresca. Al restringirse el servicio en pocos minutos el clima se siente y el calor desespera a los pacientes”, dice.
La familia de la contagiada se miran y toman acciones rápidas en medio de los apagones. “Tenemos que soplarla con un cartón y darle masajes en la espalda porque comienza a toser”, dice Molina. Ella espera que las autoridades se conduelan ante la precariedad eléctrica.
Las deficiencias eléctricas no sólo afectan las telecomunicaciones, la distribución de agua potable y a quienes cocinan con artefactos eléctricos, sino también a los contagiados por coronavirus que intentan recuperarse en sus hogares expuestos a olas de calor o en medio de la oscuridad.