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jueves, 28 marzo, 2024

Paraguaneros pernoctan alrededor del llenadero de Punto Fijo por falta de agua

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Punto Fijo.- En Punto fijo unos tienen tres meses sin el suministro de agua potable por tuberías, pero hay familias que tienen años, y el agua que suministran los camiones cisterna es muy costosa y poco asequible para la mayoría.

Debido a este problema, que embarga a los habitantes de tres municipios, Carirubana, Falcón y Los Taques, las familias duermen en el llenadero Alí Primera, ubicado en la estación de bombeo que lleva el mismo nombre, en Punto Fijo, desde donde todos los días salen camiones cisterna para atender a las comunidades de forma gratuita y paga.

En el lugar llegan familias de todas partes, incluso cargan con sillas y cobijas para pasar la fría noche en el piso; sin embargo, el gran sacrificio no les asegura que lleven el vital líquido a casa.

Johana Ramírez, habitante del Centro de Punto Fijo, contó que su madre llegó al llenadero a las tres de la madrugada del lunes 4, y aunque se anotó en una lista, no alcanzó para ella. Por eso tuvo que ir al día siguiente en la madrugada y estar atenta para que le pudieran entregar 1.000 litros de agua.

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«Es un gran sacrificio que hay que hacer. Cada noche que paso aquí me da gripe; hay mucho caliche que se vuela toda la noche y todo el día, pero no tengo plata para comprar agua. En mi casa vivo con mi mamá, mis tres hijos y mi abuela, que es una persona en cama; hay que estarle lavando la ropa y limpiando el lugar donde duerme y eso requiere agua. Hace años que nosotros nos bañamos con tobito y reciclamos el agua. En mi casa hace cuatro años que no llega el agua. Cuando la mandan, le llega solo a dos casas en mi cuadra», indicó Ramírez.

A su vez, Mirian Mavare, habitante de la Jayana, municipio Los Taques, contó que tiene tres días amaneciendo en el llenadero y no ha logrado conseguir agua. Ya a las 10:00 a. m. dejan de ofrecer a las comunidades porque los cisternas siguen llenando para la venta.

Denunció que el agua en Paraguaná se convirtió en un negocio redondo en medio del cual los más vulnerables son las comunidades más pobres. «Yo no entiendo cómo es que hay agua para los cisternas y para nosotros no hay. Tengo meses que no veo agua en la tubería de la casa. Ya estamos desesperados; nosotros no nos merecemos vivir así. Mire el gentío que hay; nadie tiene agua, nadie sabe del agua y tenemos necesidades. Nosotros no somos camellos; esta situación nos tiene al borde de la desesperación», lamentó.

Al consultarles a los militares encargados del llenadero, explicaron que no están autorizados para declarar, pero informaron que diariamente atienden a unas 1.000 familias de los distintos sectores de los tres municipios de Paraguaná.

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«Existe un convenio entre los cisterneros y el Gobierno regional según el cual donan una carga y la otra la usan para la venta. Son muchas personas las que se acercan a pedir agua, pero, lamentablemente, no tenemos operatividad para atenderlos a todos. Se hacen listas por sectores para enviar un camión por sector, y dependiendo de su carga, se atienden a las familias con 1.000 litros para cada una», dijo una de las fuentes.

En Amuay toman agua de pozo

José Gregorio Sánchez, habitante de la población de Amuay, una zona costera y turística del municipio Los Taques, lamentó que tienen dos meses sin servicio de agua potable, y aunque recurren a los bomberos municipales, estos también tienen una larga lista para atender los sectores de Los Taques.

Debido a esta necesidad han hecho en sus hogares pozos de un metro y medio de profundidad para sacar agua. «El agua es dulce y no sabemos si sirve para tomarla, pero con ella estamos cocinando y también la tomamos. No tenemos otra opción, porque no tenemos agua ni plata para comprarla», refirió Sánchez.

Los camiones cisterna pertenecen a la empresa privada, y para llenar de forma gratuita deben regalar un llenado a las comunidades | Foto: Irene Revilla

Sánchez indicó que anteriormente solo la usaban para lavar y limpiar, porque había mejor suministro de agua, pero con la escasez más aguda cada día, es imposible dejar de tomarla. «Yo vine a este llenadero a ver si consigo una agüita, porque el agua de pozo nos da piquiña cuando la consumimos, pero tampoco nos podemos morir de sed», apuntó.

El ciudadano hizo un llamado al gobernador de Falcón para que solucione este problema, que fue bandera en su campaña, pero aun así la población siente que cada día desmejora la calidad del servicio, al punto de que ya tienen varios meses sin el suministro.

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