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jueves, 28 marzo, 2024

Pacientes con COVID-19 en hospital del Sur del Lago deben comprar su tratamiento

En el hospital centinela de Santa Bárbara del Zulia hay 50 personas con síntomas asociados al coronavirus. Son los familiares quienes tienen que buscar insumos y medicamentos para que puedan atenderlos

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Santa Bárbara de Zulia.- Desde aspirinas, hasta flujómetros y antibióticos, así como una cuantía de medicamentos corren por cuenta de familiares de los pacientes recluidos en el hospital centinela del Sur del Lago de Maracaibo, en el occidental estado Zulia, y con los cuales los enfermos podrán superar las complicaciones derivadas del contagio del COVID-19. La instancia centinela está al tope de su capacidad de atención, según asegura el personal de la salud.

Delkis, una joven que sufrió el contagio del virus hace meses atrás, contó vía telefónica que desde el fin de semana reciente su suegro, Jesús Monsalve, fue ingresado al centro asistencial, que es receptor de los contagios por la pandemia en el eje sur del estado Zulia, que abarca los municipios Colón, Catatumbo, Jesús María Semprum y Francisco Javier Pulgar.

La familiar del paciente afectado confirma que en el Hospital General Santa Bárbara tipo IV los trabajadores de la salud les prescribieron el tratamiento y debieron adquirirlo en su totalidad con recursos propios.

«No tenemos recursos y debemos pedir porque allí no los hay», dijo este martes 5 de enero, un día después del decreto nacional de una cuarentena radical anunciada por los gobernantes en Venezuela y justo después del mes de diciembre, cuando hubo flexibilización para elecciones y eventos públicos o aglomeraciones por compras de Navidad y Año Nuevo.

Delkis dice que la vancomicina les cuesta unos 75.000 pesos colombianos (unos 21 dólares americanos). Para sortear esa deficiencia presupuestaria recurrieron a la solidaridad de amigos y conocidos, incluso de quienes emigraron del país. «Nos toca pedir dinero porque no tenemos y Jesús se gana la vida es arreglando zapatos», dice la joven.

Los antibióticos, según ella, son lo más difícil de adquirir y a su suegro deben administrarle cada ocho horas la vancomicina, además de otros medicamentos. También deben comprar el dispositivo tipo bigote con su reservorio para que a Jesús le coloquen oxígeno.

Trabajadores de la salud de ese centro, que prefieren mantener en reserva su identidad, no precisan la cifra exacta, pero advierten que hay unos 50 pacientes con síntomas leves y moderados. La cifra puede ser mayor, según remarcan. Aunque algunos presentan complicaciones, no son confirmados o anunciados como casos positivos por las autoridades locales. Ese anuncio solo lo puede formular una comisión presidencial desde Caracas.

Los trabajadores, por su parte, dicen que también hay pacientes graves y muchos más recibiendo tratamiento en sus hogares, pero en la zona no hay precisión de cuántos. En esta segunda oleada del virus no están recluidos en el cuarto piso del nosocomio, sino en el área de la emergencia.

El Pitazo contactó vía telefónica al alcalde del municipio Colón, Blagdimir Labrador, pero al término de este reporte no había ofrecido un balance oficial de los casos activos y atendidos, al menos, en el centro asistencial que se ubica en la jurisdicción que gobierna y donde se reciben los pacientes de la subregión zuliana.

«El hospital está colapsado y el personal que hay está agotado», contó una profesional de la medicina vía telefónica. Teme dar más detalles para evitar represalias de sus superiores. En cualquier caso refieren que quienes están dando la batalla por el COVID-19 se turnan para cumplir con los tratamientos de los infectados.

Revelan que es una tarea contrarreloj atender cada caso en las camas clínicas, aplicar las dosis, según sea el caso, así como la administración endovenosa, verificar que cada equipo provea oxígeno para controlar la saturación a nivel pulmonar y que éstos tengan serenidad para superar los efectos del virus causante de la enfermedad respiratoria a escala mundial.

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