Guajira.- La cuarentena social ha incrementado el índice de hambre en las comunidades del municipio Guajira, en el estado Zulia, situación que genera desnutrición en los niños y en las personas de la tercera edad. Los habitantes de las comunidades de Proterito, Calle Larga y Guarero denuncian que a diario mueren niños por falta de comida y agua potable en sus sectores.
Las madres de estas comunidades relatan que se han visto obligadas a salir a las calles a pedir comida para sus hijos. Unas optan por preparar un alimento de harina de trigo a sus bebés, porque no tienen nada en sus hogares. Esta situación toca a más de 200 familias que residen en estos sectores del eje de la montaña de la parroquia Guajira.
Estás familias aseguraron a El Pitazo este lunes, 29 de junio, que no reciben atención del Gobierno en las áreas de salud y agua potable y que el programa alimentario que llega mensualmente solo alcanza para cuatro días.
MÉDICOS ARGUMENTAN QUE NIÑOS VENEZOLANOS NUNCA ALCANZARÁN SU MÁXIMO POTENCIAL POR DESNUTRICIÓN
Ángela González, habitante de la población de Potrerito, denunció que la pandemia agudizó más en su comunidad el hambre, que ha acabado con la vida de los pequeños.
«Nosotros cambiamos nuestros ovejos por comida, pero ya los animales se están acabando. La vida es muy cara porque nos toca comprar el agua y los alimentos en pesos colombianos. Nosotros estamos desnutridos y en el sector mueren a diario niños por la desnutrición, por falta de alimento, y no tenemos dolientes», comentó.
González destacó que las personas de la tercera edad se han visto vulnerables ante esta situación: «Los viejitos están flacos porque no comen bien y además el agua que tomamos genera infección estomacal porque no es apta para el consumo humano».
Por su parte, Elinoy Urdaneta manifestó que es una situación difícil la que están viviendo a causa de la pandemia del coronavirus y por la falta de una atención social del gobierno de Nicolás Maduro.
«Hay días en que no comemos, porque no tenemos la manera de comprar comida y hay mucha desnutrición; por lo menos yo tengo una bebé de un año y está de bajo peso porque no cuento con alimentos. Mi corazón se arruga cuando mi niña llora por hambre y no tengo nada que darle», indicó Urdaneta.
Situaciones como estas las viven a diario los habitantes de las distintas comunidades de La Guajira. Es una verdad incómoda y aunque se pretenda negarla, son los mismos habitantes quienes la cuentan desde la experiencia que les toca vivir.