La Vela.- La pareja Ollarves Sánchez y su hijo mayor querían regresar a Curazao para cubrir los gastos de sus familiares que viven en La Vela y desde hace muchos años se sostienen con lo que hacen en la isla vecina. Ante el cierre de las comunicaciones, decidieron tomar el riesgo de viajar en la lancha que salió el 7 de junio de Punta Aguide en Falcón y de la que no se sabe nada desde entonces.
Neila Ollarves, de 44 años, tenía unos seis años establecida en Curazao. Llegó en diciembre a La Vela para ver a sus familiares, principalmente a su madre, hijos y nietos que no veía desde hace tres años cuando había hecho el último viaje a Venezuela.

Neila ofrece sus servicios en la isla vecina como aseadora, trabaja con varios grupos de personas en limpiezas de edificios y casas en remodelación. Con el dinero que obtiene, mantiene a su familia de La Vela e incluso atendió las necesidades de su madre que sufrió dos accidentes cerebrovasculares.
Su esposo es marino, así como toda su familia. Viven en la calle San Juan del sector Maturín de La Vela de Coro, donde crecieron en medio de la faena del intercambio comercial con las islas neerlandesas. La madre de Neila, Nelly Polanco, explicó que todos sus hijos y nietos viven de ese trabajo, incluso, actualmente no tienen ni qué comer, porque con el cierre de las comunicaciones todos sus negocios se fueron abajo.
“Por lo menos yo, me dio un ACV, me han dado dos, si no fuera sido por ella que estaba allá, yo estuviera muerta, porque ella me mandaba todo; las medicinas las pedíamos en Colombia. Ahorita nadie está trabajando, porque todos son marinos y desde que cerraron la frontera no pueden trabajar”, expresó.
LEE TAMBIÉN:
VISAS PARA INGRESAR A CHILE SERÁN TRAMITADAS EN CONSULADO DE TACNA EN PERÚ
El esposo de Neira es José Luis Sánchez, de 44 años, y tienen cuatro hijos. Toda la vida ha vivido del comercio con las islas vecinas y ante la falta de alimento para su familia decidió por primera vez tomar el riesgo de montarse en esa lancha para llegar a Curazao de forma ilegal; con ellos, se fue su hijo mayor, José Félix Sánchez, de 27 años, quien también es marino y tiene tres niños de uno, dos y tres años.
Una mala jugada
Los tres están acostumbrados al comercio y a vivir bien, al ver que ya no tenían ni para darle de comer a la familia se arriesgaron de esta forma. Sus familiares han sido parte fundamental de la búsqueda que han hecho las autoridades, pero aseguran que se puede hacer más.
Evelin Ollarves, hermana de Neila, contó que necesitan helicópteros para rastrear las zonas montañosas de Punta Aguide y los sectores vecinos, porque están seguros que están secuestrados por el narcotráfico de la zona, no saben si con ayuda del lanchero que hizo el viaje, pero de lo que sí están seguros es que la embarcación no naufragó.

“Estamos seguros de que no están en el mar, somos un pueblo pequeño que conoce muy bien su zona y estamos seguros de que en el mar no están. Los deben tener en un islote, una montaña, en algo así, alguien los tiene que tener escondidos”, dijo.
La madre de Neila está severamente afectada, primero al tener a su familia desaparecida y posteriormente ver cómo sus hijos y sobrinos ingresan monte adentro para hacer la búsqueda, muchas veces sin comer porque en su casa ya no hay la abundancia que había.
“A ellos los obliga a irse la situación del país, si se quedan aquí nos morimos de hambre. La gente de aquí trabaja es con el comercio de las islas, al cerrarlas qué van a hacer, de qué vivimos, de qué comemos”, lamentó.
Al cumplirse 15 días del fatal hecho que mantiene en zozobra a los pobladores de La Vela, aseguran que es indispensable agudizar la búsqueda por tierra. “Esa gente sabe que nuestra gente no tiene dinero, por algo se van, para qué les van a pedir rescate, si tuvieran dinero no se fueran. Además, si es de pedir rescate lo hacen a los dos o tres días, pero a estas alturas no se sabe nada, ya han pasado 15 días y no hay nada”.
Creen que las condiciones de la búsqueda pueden ampliarse con apoyo nacional e internacional, porque son 32 personas. “El gobierno tiene miedo o es cómplice de lo que está pasando, no es como en otras partes, hay personas que dicen que llaman a la gente esa y les avisan cuando andan en la búsqueda por ese monte, sin comer, porque ni tenemos comida para que se la lleven y coman en esos trayectos”, lamentó entre llantos.