Barquisimeto.- Después de varias semanas con protesta y denuncias a través de los medios de comunicación, los habitantes de La Carucieña, una de las comunidades más grandes del oeste de Barquisimeto, recibieron buenas noticias cuando fueron hasta la sede de Hidrolara, a reclamar por las fallas en el suministro de agua.
“Es muy importante el logro que hoy tuvimos los vecinos, que nos fuimos caminando, comprometidos en la lucha para que los servicios públicos funcionen. En la unión está la fuerza, en la organización ciudadana. Hoy exigimos nuestros derechos y regresamos contentos porque la mayoría de las respuestas fueron positivas. Todavía falta, pero nosotros no desmayamos”, dijo Alcides Pérez, uno de los luchadores sociales del sector.
En La Carucieña son más de 50.000 habitantes que ruegan que el servicio de agua se restablezca con normalidad, porque no pueden ni siquiera cumplir con el principal protocolo de bioseguridad para prevenir el COVID-19: lavarse las manos frecuentemente.
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“Nos recibió la ingeniero Sabrina (Salvatrice), quien nos explicó que colocaron dos motores nuevos en el pozo 1 y en el pozo 5 de la Estación de Bombeo Titicare, lo que mejorará el caudal y la presión del agua que nos llega a La Carucieña. Nosotros, como vecinos, visitaremos los sectores para conocer si en realidad mejora esta problemática”, explicaron los vecinos.
Alcides Pérez, en compañía de unos 30 vecinos que fueron a pie con sus pancartas hasta Hidrolara, señaló que les prometieron que eliminarían las más de 300 tomas de agua clandestinas que están pegadas al tubo matriz, lo que incide en que el servicio falle a menudo.
Esta promesa ya la había hecho Joel Tifor, presidente de Hidrolara, durante el año 2020, por lo cual esperan que esta vez cumplan su palabra.
“El ingeniero Tifor no nos atendió porque estaba en Caracas, buscando recursos. Tomaron nota de los colapsos de cloacas que tenemos en La Carucieña y nos dijeron que harás las inspecciones pertinentes”, detalló Pérez.
En La Carucieña no solo falla el servicio de agua, tampoco cuentan con la distribución regular de gas doméstico.
“Queremos enviar un mensaje que por el amor de Dios los gobernantes se apiaden de nosotros. Es una situación grave y peligrosa. Aquí vivimos personas ancianas que no podemos cargar agua, pero que nos ha tocado por la necesidad que tenemos”, expresó la señora Tomasa González, vecina.