Maracaibo. Van de blanco impecable, con gorros negros. Se les ve acoplados cargando el mesón en donde está el trono que lleva la réplica de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, patrona de los zulianos. Van al paso que dicta el que lleva la voz de mando y para todos es un espectáculo, pero para estos hombres poder llevar sobre sus hombros a la Chinita es un privilegio.
Son 600 adultos y 200 son entre jóvenes y niños. Pero llegaron a ser mil o un poco más. Unos han muerto, los otros se han ido del país y eso lo resienten los que se quedan. Lo saben por lo que cuentan sus hombros. Porque son justo ellos, los Servidores de María, los únicos a los que se les permite cargar a la Virgen Morena, la Chinita.
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Todos tienen una historia de fe que contar. Bendiciones, manifestaciones o milagros. Son celosos de su patrona y la cuidan y veneran no solo durante las fiestas, sino todo el año.
Este 18 de noviembre, día de la patrona, habrá juramentación de la nueva directiva. Esta vez, el presidente es un joven ingeniero de 31 años, que tiene dos hijas a las que llamó Chiquinquirá. Porque Irrasgui Padrón está convencido de que la Virgen está pendiente de lo que pasa no solo en Zulia, sino en el país.
«El manto de la Virgen este 18 es el manto de una virgen sufriendo. Tiene ente sus brazos el mapa de Venezuela y tiene un color blanco que simboliza la pureza. La virgen está muy triste por lo que está sucediendo». Pero como la fe no es desesperanza, Padrón apunta a que la Chinita también dice: «Estoy con ustedes, no los dejo solos y vamos a seguir adelante».
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Contó que «la Chinita en la bajada se puso pesada», y esto es algo que sucede cuando la virgen ‘tiene algo que decir’ o no está contenta con lo que está pasando. Lo dicen los Servidores y hasta los mismos párrocos».
Irrasgui Padrón, el nuevo presidente de los Servidores de María, lo explica. «Yo creo mucho en el humor de la virgen, o por lo menos yo. A mí me ha tocado ver a la virgen cuando uno llega a la basílica. En ocasiones se ve la tableta muy oscura, que casi no se distingue la figura de la virgen; como hay días en los que uno llega y desde cualquier banca se ve clarita. Yo lo recibí así de mis hermanos Servidores mayores, que dicen que cuando la virgen no está contenta se pone opaca. Yo lo siento así y lo creo así. Esa es mi fe».
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Pero también habla de los días en los que ha estado muy iluminada. «En la bajada estaba muy clarita, pero hay días en los que uno la ve como apagadita, y es entonces cuando todos los Servidores, hasta por los grupos de Whatsapp, «nos ponemos en cadena de oración. A veces pasamos todo el día rezando en medio de nuestras ocupaciones y en nuestra vida cotidiana».
Se siente privilegiado por su responsabilidad. «Y me siento inmerecido por poder servirle y llevarla sobre mis hombros. En Zulia somos tres millones de habitantes, y que solo 600 tengamos la oportunidad de tenerla tan cerquita, es un privilegio», afirma.
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En eso coincide el servidor Ángel Rivas, una de las caras más visibles de esta Sociedad porque desde hace seis años es el encargado de ser el coordinador de las fiestas de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.
«Somos unos privilegiados. No todos tienen el honor de cargar a la Virgen. Monseñor Domingo Roa Pérez decía que no hay mayor honor para un zuliano que cargar sobre sus hombros la sagrada reliquia de María del Rosario de Chiquinquirá. Y es verdad. Yo lo tomo para mí», afirma.
Cuenta que la Chinita ha llegado a pesar 1.500 kilos, que en ocasiones se pone pesada. Es como cuando la Chinita no quiere algo. Recuerda Rivas que en una oportunidad lo vivió. «Estábamos en una procesión cerca de la Gobernación y tuvimos que bajarla. Rezamos, cambiamos el rumbo y seguimos con la procesión», recuerda.
Irrasgui Padrón, el presidente, cuenta que en la fiesta de la Bajada pasó. «Se puso pesada, rezamos, levantamos y seguimos». Porque de eso se trata la fe, dicen los que siguen a la virgen. Los Servidores y su compromiso es de vida, de entrega. Han sentido qué es lo que a la Chinita «no le gusta». Afirman que en este momento del país está triste por lo que pasa en Venezuela.
Este 18 de noviembre, el manto sagrado que la cubrirá es blanco con una virgen que abraza un mapa del país. Así sienten los Servidores que está en este momento la Chinita, abrazándolos a todos para protegerlos.