Por Roxana Sarmiento
Isla de Toas, un pequeño archipiélago lacustre ubicado en el lago de Maracaibo, dejó de ser uno de los destinos turísticos más concurridos en el estado Zulia. Ahora se mantiene desolada y dejó de ser segura para los turistas y próspera para sus habitantes.
Los isleños dejaron de registrar desde 2018 alta frecuencia de turistas y financiamiento de proyectos por parte de la Alcaldía del municipio Almirante Padilla, lo que trajo como consecuencia 800 familias sin empleo para el momento. La pesca se convirtió en la principal fuente de ingresos.
Carmen Almarza, habitante del sector El Hato, manifestó a El Pitazo que cuando empezó la crisis económica en el municipio, los entes gubernamentales les dieron la espalda y descuidaron hasta los centros de salud. Su hija de 23 años debió trasladarse hasta El Moján, a unos 15 minutos en lancha, por una emergencia de salud porque en el hospital de la isla no había médicos.
“Sin doliente nos encontramos en la isla, antes yo vendía mis artesanías en el muelle. El alcalde nos prometió proyectos de cultura y turismo para beneficiar a los artesanos, pero luego nos dio la espalda”, expreso Almarza.
La capital del municipio Almirante Padilla, El Toro, ubicado en la isla, está desolada y descuidada. La economía en el sector desapareció con los turistas y el deterioro de espacios recreativos. Mientras, sus habitantes deciden quedarse en casa y solo salir a pescar o buscar agua potable.
Servicios públicos deficientes
Las fallas en el servicio eléctrico son constantes. Los habitantes reportan que duran de 12 a 18 horas sin electricidad por inconvenientes con el cable submarino que alimenta a la isla.
A ello, se le suma que los transformadores y el cableado que recorre la isla se encuentran en mal estado por el salitre que hay en el ambiente y ocasiona que comunidades se queden de tres a cinco días sin electricidad.
Para solventar las fallas, los habitantes deben pagar a Corpoelec. Juan González, pescador, aseguró que les piden 100 bolívares o 4 dólares por vivienda para que arreglen cualquier falla que amerite la presencia de los trabajadores de la estatal eléctrica.
Zulia | 20 familias en Isla de Toas tienen una semana sin electricidad
Sin agua ni salud pública
El agua potable en la zona es escasa debido a la falta de transporte lacustre hacia la isla, esto encarece su precio. Para conseguirla o comprarla, deben caminar hasta dos kilómetros.
Victoria Espina, afectada, manifestó que esperan semanas para que llegue el agua por tuberías. Dijo que hay sectores de la isla en los que no llega y deben carretearla de una comunidad a otra.
“El agua aquí es oro, me apiado de los sectores a los que no llega la poca que envían por las tuberías. Si quieres agua de botellón debes pagarles 2 dólares por 20 litros y nosotros sin dinero, lo que llega es para medio comprar comida”, expresó Espina.
El sistema de salud en la isla es precario, el Hospital I Isla de Toas no cuenta con mucho personal ni con insumos para atender a la población. El médico de guardia opta por remitir los casos graves al Hospital de San Rafael del Moján, municipio Mara.
“En el hospital sí nos atienden, pero todo tenemos que comprarlo, porque no hay ni una jeringa para inyectar. Y si es por comprar medicamentos son muy caros, el dinero que ganamos no nos da para adquirirlos”, expresó Ana Vílchez, habitante de la zona.
Educación a medias
En la isla, solo hay seis planteles educativos para atender a 1.500 estudiantes de la zona. Las infraestructuras están deterioradas, algunas tienen paredes inestables, espacios sin techo y sin áreas recreativas seguras para los niños y adolescentes.
El concejal Edixon Bustos aseguró que no hay suficientes docentes en la isla, lo cual provoca una deserción escolar grave y que los niños empiecen a trabajar a temprana edad en la pesca u otros trabajos forzados.
Sin gasolina y sin transporte
A la falta de agua, fallas de electricidad y deficiencias en el sistema de salud pública, se le suma la escasez de combustibles que, como consecuencia, deja a la isla sin transporte.
Desde 2021, la estación de servicio La Marina, que surte a la isla, no recibe combustible. Las comunidades se sirven de la gasolina que trasladan los pescadores en sus lanchas desde El Moján.
Esta escasez del combustible dispara el precio de los pasajes, que cuestan el equivalente a un dólar y los fines de semana a tres dólares.
Aníbal Almarza, mototaxista, manifestó que la gasolina la venden a dos dólares el litro en el muelle de la isla.
“La situación en la isla está muy difícil, este es el único trabajo que tenemos, ya que como pescadores no podemos porque no tenemos lancha ni canoa y, además, que ese trabajo es una explotación laboral”, expresó Almarza.
La principal fuente de trabajo que prevalece en la isla es la pesca, pero los pescadores de la zona se muestran desmotivados, ya que la mayoría de ellos les trabajan a los dueños de las lanchas y aseguran que son mal remunerados.
Álvaro Briñez, pescador, afirmó que pasan días pescando, limpiando entre 100 y 200 kilos de pescado y la paga «es una miseria».
“Por cada 100 kilos que pescamos, nos pagan 300 bolívares o 15 dólares; si pescamos 200 kilos nos dan un poco más, pero eso no nos alcanza para nada”, expresó Briñez.
La isla tiene al menos 3.000 habitantes y la mayoría recurre a hacer cayucos (pequeñas canoas) para pescar y solventar la comida de la semana. El consumo de carnes de res o pollo es muy bajo entre las familias; ante el desempleo por el deterioro económico, el lago de Maracaibo es su salvavidas.