Barquisimeto.- Aidysmar Figueroa, de 20 años, es la única mujer que queda detenida en el estado Lara en el contexto de las manifestaciones antigubernamentales del primer semestre del año, específicamente el 23 de enero, cuando detuvieron a cuatro personas en una cancha al oeste de Barquisimeto.
El martes 2 de julio fueron liberadas 23 personas que habían sido aprehendidas entre enero y mayo de 2019 por protestar; sin embargo, Aidysmar sigue presa en el Destacamento 121 de la Guardia Nacional, ubicado al lado del Círculo Militar de Barquisimeto, donde permanece con otras seis presas comunes.
Su madre, Marilyn Figueroa, la respuesta que ha obtenido es que el expediente de su hija está extraviado. En principio, su caso fue atendido por el juez segundo de control, pero luego pasó al séptimo. El día que fue reseñada no había electricidad, por lo cual su expediente fue realizado a mano y ahora no aparece.
Es posible que por esta razón el caso se encuentre estancado, mientras Aidysmar le dice a su mamá que la saque del calabozo, porque es inocente, dice Marilyn Figueroa.
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“Está desesperada. Lo único que me dice es que la saque, que no quiere estar ahí”, cuenta Marilyn Figueroa entre lágrimas.
Entre los delitos que le señalan se encuentra instigación, obstaculización de vías, agavillamiento, uso de menores para delinquir, alteración del orden público y resistencia a la autoridad. Abogados informan que no existen pruebas para ninguno de ellos.
En 15 minutos
La visita semanal solo dura 15 minutos. Antes de entrar, la madre de Aidysmar y su abuela, de 62 años, cuando la acompaña, deben desnudarse y saltar, procedimiento que realizan en todas las cárceles venezolanas.
El hermano de Aidysmar, de cinco años, también ha ido con su mamá a visitar a su hermana y, aunque no entiende la situación en su totalidad, una noche, al ver a un abogado aclamado en una telenovela, le dijo a Marilyn: “Mamá ¿por qué no buscas a ese abogado para mi hermana?”.
“A él le ha pegado mucho. Me pregunta cuándo regresará su hermana y también le afecta cuando me ve llorar…”, narra Marilyn Figueroa.
Cuando Aidysmar entró al Destacamento 121 de la GN compartía espacio con alrededor de 20 mujeres. Como no cabían, hicieron hamacas improvisadas para dormir y ella, por ser la más delgada, le tocó la hamaca más alta. Una noche, cuando tenía ganas de orinar, se lanzó de la hamaca y se golpeó la rodilla.
En la actualidad, pueden dormir en colchonetas que les han llevado sus familiares, porque la mayoría han sido trasladadas o liberadas. Solo quedan seis que comparten espacio y la comida que reciben de sus parientes. La única presa por protestar es Aidysmar.
Hasta la fecha solo han realizado la audiencia de presentación y aunque ya han pasado los tiempos límites legales, no han realizado la audiencia preliminar: otra violación al debido proceso, explican los abogados.