La ausencia de medidas preventivas, falta de personal calificado, carencia de centros dotados en el área de malariología y la deficiencia en el surtido de medicamentos antimaláricos son algunas de las causas que impulsan el incremento del paludismo en la sierra de Perijá.
Indígenas de la etnia yukpa que viven en la zona montañosa de la Serranía del Perijá, ubicada en la frontera del estado Zulia con Colombia, están cansados de denunciar que no reciben el tratamiento adecuado contra la malaria que se ha venido registrando en los últimos dos años.
Leonel Romero, cacique de la comunidad Sherepta, ubicada en la cuenca Apón, dio a conocer que en su sector el 60% de la población está afectado por la enfermedad. “Unos han fallecido y otros están siendo atendidos en la sede de Malariologia aquí en Machiques. También está el grave problema de que los médicos no tienen vehículos, ni combustible para ir hasta las comunidades y así atender a los pacientes en las zonas indígenas”.
paludismo diarrea y desnutrición predominan entre indígenas de amazonas
El cacique yukpa detalló que alrededor de 120 personas están afectadas por la enfermedad en la cuenca del Apón. “Necesitamos atención inmediata; el personal médico tiene la disposición de ir hasta las zonas afectadas, pero sin vehículos ni combustible es imposible”.
El panorama es similar en la cuenca del Tukuko, específicamente en el ambulatorio de la comunidad. Fuentes en la zona revelaron que se han registrado 120 casos en lo que va del mes de enero. A diario acuden al centro de salud 60 personas a realizarse la prueba, de las cuales la mitad resultan positivas.
En este momento el ambulatorio donde funciona el área de Malariologia en el Tukuko tiene y está haciendo entrega de medicamentos para los enfermos. Pero a pesar de esta entrega, los líderes indígenas insisten en que niños y adultos por igual son vencidos por la epidemia.
El incumplimiento de planes de trabajo en la promoción de la salud y la ausencia de vehículos para la atención en zonas afectadas complican aún más el panorama. Los caciques afirman que el Estado tiene mirada indolente y silenciosa ante la problemática.