Las instalaciones de Makro y Pepsi que se encuentran ubicadas en la Zona Industrial Norte de Maracaibo, y que fueron saqueadas hace cuatro meses durante la crisis eléctrica nacional registrada en marzo de este año, están siendo desvalijadas paulatinamente por desconocidos de la zona.
Desde hace dos semanas, un grupo de personas comenzó a arrancar el material de aluminio que quedaba en las instalaciones de Makro, y tras terminar con lo poco que quedaba en esa empresa, comenzaron el miércoles 26 de junio en la noche, a quitar las láminas del techo del galpón de Pepsi.
Los delincuentes ya desvalijaron más de la mitad del techo del Centro de Despacho norte de la empresa de refrescos. Se llevaron en tres días más de la mitad de las láminas de aluminio.
Funcionarios de la Guardia Nacional y de la Policía del estado Zulia acudieron en los últimos tres días para repeler a quienes roban las instalaciones, según contaron vecinos de la zona, quienes prefieren no ser identificados por temor a represalias.
«Cada vez que viene la Guardia Nacional le lanzan bombas lacrimógenas, pero ellos siguen ahí; ayer viernes se llevaron 18 detenidos. La mayoría son chamos muy jóvenes», contó un vecino del sector.
Indicaron que el interés por el aluminio es porque se lo compran en 1.000 pesos cada kilo. Presumen que quienes delinquen son habitantes de las comunidades aledañas. «Se ve la organización de ellos, unos bajan las láminas, otras las arrastran y las mujeres les traen comida».
Alertas
La gerencia del hotel Brisas del Norte, ubicado en la zona y que resultó severamente afectado tras el saqueo del 12 y 13 de marzo de este año, está alerta y preocupada porque temen que traten de robar lo poco que quedó de sus instalaciones.
«Los vecinos nos llamaron para una reunión porque temen que vengan después de nuevo contra nosotros. La comunidad quiere apoyar, pero también tiene miedo», contó Margelys Romero, administradora del hotel.
El Hotel Brisas del Norte quedó destruido tras el saqueo de marzo: paredes, pisos y ventanas rotas; salas sanitarias inservibles y el sistema eléctrico desvalijado. No quedó ni una almohada, ni una sábana y menos un colchón, una silla o un televisor.
El edificio de cinco pisos quedó como si un huracán hubiese arrasado con todo lo que estaba ahí. Decenas de personas ingresaron a la sede y se llevaron, en menos de 48 horas, todo lo que encontraron, hasta las instalaciones eléctricas.
Las instalaciones del hotel siguen vulnerables y su gerencia teme que cuando terminen de desvalijar Pepsi, vayan por ellos.
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