Coro.- En Coro, estado Falcón, la profanación de tumbas en el camposanto local se ha acrecentado en las últimas semanas con el robo de huesos de difuntos, pertenecientes a familias tradicionales de la ciudad Mariana, para la práctica de la santería y la brujería.
Así lo dio a conocer la encargada del cementerio, Dragelis Carrillo, quien resaltó que la práctica se viene manifestando desde hace varios meses y se ha agudizado en las últimas semanas.
El camposanto, ubicado en el noroeste de Coro, es, según apuntaron familiares de los difuntos a los que les profanaron las tumbas, el lugar preferido por los maleantes y los santeros, debido a que no cuenta con vigilancia ni patrullaje por parte de los órganos policiales.
El defensor de derechos humanos, y afectado en esta oportunidad, Luis Uzcátegui, aseguró que hace 15 días aproximadamente sustrajeron los restos mortales de su abuela. Declaró que “ya habían levantado la lápida y habíamos denunciado la situación para que en el cementerio tomaran los correctivos”.
Regresó al panteón familiar y se dio cuenta de que no había lápida y que el féretro estaba a un lado de la tumba y el cuerpo de su abuela había desaparecido, por lo que responsabilizó directamente a la gestión del alcalde Pablo Acosta.
«Le atribuyo la responsabilidad, porque es quien designa los directivos de sus organismos autónomos y dependientes como este”, dijo Uzcátegui.
Otra de las tumbas profanada fue la del panteón familiar donde fue sepultado el reconocido profesional de la ingeniería, Hugo Suárez, donde sus deudos comprobaron el estado en el que dejaron la tumba.
Trabajadores del camposanto señalaron que la situación ya se ha vuelto normal, debido a que aunado a que el lugar se ha convertido en guarida para los delincuentes ahora es también el sitio donde babalaos y brujos realizan sus actos de santería en horas de la madrugada.
Familiares y amigos de los difuntos a quienes les profanaron sus tumbas exigen a las autoridades municipales, al alcalde Pablo Acosta, a los entes de seguridad del municipio Miranda y al gobernador Víctor Clark que tomen cartas en el asunto, alegando que los muertos ya no pueden descansar en paz en el cementerio de Coro.