William Rojas, jubilado del área administrativa de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) del estado Lara, cobró de bono vacacional 1.100 bolívares, alrededor de 35 dólares. Ese monto está lejos de alcanzar para pagar el lente intraocular que necesita para su operación de cataratas, el cual cuesta alrededor de 600 dólares, sin sumar exámenes preoperatorios, entre otros insumos.
“Recuerdo que en agosto me iba con mis hijas hasta seis días de vacaciones a la playa. Ahora con lo que cobré de bono vacacional no llego ni a Chivacoa”, rememora Rojas, de 70 años, quien se desempeñó como supervisor de mantenimiento en la universidad por más de 25 años.
Sus declaraciones fueron con motivo del cobro del bono vacacional para los profesores universitarios, trabajadores administrativos y jubilados. El señor Rojas solo pudo comprar sus medicinas del mes para la tensión y algo de comida.
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“Antes comía tres veces, pero ya me acostumbré a hacerlo dos veces al día. Las proteínas son lo más difícil, a veces un pollito, un martes, y un pedacito de carne el sábado. Lo que más como son cereales y legumbres, que también están caras”, contó a El Pitazo.
Sus dos hijas viven fuera de Venezuela, egresadas de la UCLA, tuvieron que emigrar por la situación económica del país. “Si necesito algo les pido a ellas, pero no es fácil para ninguno”, acotó.
Sin poder pagar una consulta
La presidenta del Colegio de Licenciados en Educación del estado Lara, Laura Igarra, dijo que por los bajos salarios hay muchos profesores que sufren de depresión y ansiedad, pero no pueden pagar una consulta con un psicólogo.
“Actualmente, las consultas médicas tienen altos costos y los profesores no tienen ni para alimentarse bien. Menos para comprar un par de zapatos ni ropa”, declaró Igarra.
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En su área, detalló que el bono que cobraron estuvo en promedio entre 80 y 150 dólares, cuando el año pasado estuvo en alrededor de 600. “Esto desmotiva a la profesionalización y a que los profesores quieran escalar en las universidades”, opinó.
Mencionó que la mayoría de los trabajadores no disfrutará ni de una piscina y quienes lo harán será gracias a sus hijos mayores o familiares que costean todos los gastos.
Recordó que el ausentismo de estudiantes ronda el 50 %, parecido al porcentaje de deserción de profesores universitarios.