Barquisimeto.- El colapso de los servicios en los hospitales públicos es cada día mayor. Al Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, de Barquisimeto, son referidas las parturientas del resto de los municipios foráneos e incluso de los estados vecinos, lo que hace que la cantidad de mujeres dentro y en los alrededores sobrepase las capacidades.
Pacientes y familiares en las afueras denuncian que varios bebés deben ser acostados en una misma cuna y los pasillos de hospitalización están llenos de camillas con las mujeres que acaban de parir. Las autoridades impiden a los periodistas ingresar al centro de salud, sin embargo, quienes allí permanecen pudieron tomar fotografías del área y de la comida que entregan a diario.
La mamá de una de las parturientas mostró como el desayuno del menú diario era una arepa acompañada con una cucharada de verduras, al mediodía pasta con un mínimo pedazo de algo parecido a un pollo o más bien pellejo y en la noche arroz blanco con una carne llena de grasa.
A los familiares les impiden que suban alimentos, el trato de los vigilantes no es amable y en hospitalización, los zancudos proliferan. Los aires acondicionados están dañados, lo que hace que los insectos abunden y el riesgo de contaminación intrahospitalaria también se acentúe.
“Mira como tengo la pierna”, señala una parturienta con sus miembros inferiores marcados por las múltiples picadas, quien a pesar de que pasó la noche en vela espantando los zancudos a su bebé, no pudo evitar que la plaga lo picara.
El déficit de personal es otra de las problemáticas que denuncian quienes se encuentran a las puertas del Hospital Central, a la espera que den de alta a sus familiares.
“La jefe del servicio está de vacaciones, entonces no hay nadie que firme las órdenes para dar de alta a los pacientes. A mi sobrina le dijeron que podía retirarse a las 9:00 de la mañana y son las 3:00 de la tarde. Nadie ha firmado su orden de salida”, explica.
Hace 15 días, la propia directora del Hospital, María Josefina García Lara, tuvo que empezar a pasar revista en el servicio de gineco-obstetricia para que las pacientes pudieran retirarse a sus hogares.
“Estamos cansados, de la atención médica no tenemos queja, pero la infraestructura del Hospital, los zancudos y la comida hace que no queramos volver más. Ojalá que las autoridades resuelvan estos problemas, hay riesgo de que las mamás y sus bebés salgan contaminados o enfermos, mínimo con un dengue, esto no puede ser”, declaró otro familiar.