Por Andrea Barrios
Barquisimeto.- Luego de la consolidación de la Reforma Agraria en 1960, el campesino comenzó a tener apoyo de las instituciones del Estado para fortalecer la producción nacional a través de créditos y entrega de tierras. Sin embargo, hoy sufren arbitrariedades por los gobernantes y por la pérdida de tierras a causa de las guerrillas, así lo denunció el secretario seccional agrario de Acción Democrática, Néstor Galíndez, este 6 de marzo.
Durante una rueda de prensa realizada en las instalaciones de la plataforma política en Barquisimeto, Galíndez declaró que, actualmente, “el campesino está siendo duramente golpeado, porque debe lidiar, día a día, con el reto de un mercado lleno de importaciones y sin poder decir nada, ya que el Estado utiliza la represión judicial”.
Destacó el reciente caso en el que ocho caficultores de Sanare permanecen bajo arresto domiciliario después de protestar, el pasado 1 de noviembre, por la disminución del precio del café debido a la alta cantidad de importación de este rubro.
70.000 toneladas de azúcar están represadas en centrales azucareros debido a las importaciones
Asimismo, enfatizó que las tierras recuperadas luego de la aplicación de la Reforma Agraria están siendo entregadas a inversores de potencias extranjeras. Como ejemplo, mencionó la entrega del sur del Lago de Maracaibo a China, un millón de hectáreas a Irán y el manejo actual del arco minero venezolano, adicionando a esta situación el desplazamiento forzado del que están siendo víctimas los campesinos por parte de la guerrilla en la frontera colombo-venezolana.
A través de la entrega de estas tierras, Galíndez destacó que las compañías extranjeras que están laborando en Venezuela están aplicando el trabajo forzoso: “no respetan el horario laboral, ni prestan los beneficios de ley correspondientes”. Propone que contrario a que se le entreguen estas tierras a compañía extranjeras, sean los campesinos quienes las adquieran.
Pérdida de producción
Néstor Galíndez pidió al Estado venezolano la disminución de las importaciones, porque considera que llenar el mercado de productos internacionales atenta contra el aparato productivo nacional.
“En muchas ocasiones sale más económico dejar perder la cosecha que transportarla hasta la ciudad, por el costo de la gasolina y la extorsión por todo el camino de cuerpos de seguridad, lo que hace imposible ganarle algo al producto que se tiene que vender al precio del mercado», denunció.