Caracas. El que fue uno de los pasos en la ruta hacia la solución de la crisis política y socioeconómica de Venezuela, la reanudación de los vuelos directos de deportación de migrantes de Estados Unidos, hoy está a punto de desbaratarse.
“Si dan el paso en falso de intensificar la agresión económica contra Venezuela, a pedido de los extremistas lacayos en el país, a partir del 13 de febrero quedarían revocados de manera inmediata los vuelos de repatriación de migrantes venezolanos, y pasaría a revisión cualquier mecanismo de cooperación existente como contramedida frente al deliberado intento de golpear a la industria del petróleo y gas venezolano”, respondió la vicepresidenta Delcy Rodríguez al portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
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La amenaza era la respuesta a otra amenaza: no renovar las licencias al petróleo y el gas que había concedido Estados Unidos a Venezuela si no hay garantías electorales para una elección presidencial competitiva, en la que la habilitación de la candidata de la opositora Plataforma Unitaria, María Corina Machado, es clave.
Retomados después de una pausa de cuatro años con el fin, en parte, de disuadir a los venezolanos de cruzar la frontera hacia Estados Unidos, lo cierto es que hasta ahora el resultado de los vuelos directos de deportación está muy lejos del esperado.
Pasaron de 3 cada mes (octubre y noviembre) a 5 en diciembre, para totalizar 11 vuelos directos de deportación desde el anuncio del acuerdo bilateral, el 5 de octubre, hasta el 31 de diciembre de 2023, según el registro de vuelos aéreos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).
Se calcula que unos 1.320 migrantes llegaron a Venezuela, unos 120 por vuelo en promedio. Adicionalmente, fueron reportados otros 3 en enero de 2024.
En otras palabras, en los últimos 3 meses de 2023 el número de venezolanos deportados de Estados Unidos (1.320) representa aproximadamente 1% de los encuentros -incluye a los migrantes que intentan cruzar la frontera de manera irregular, así como a los que se presentan en los puertos de entrada para solicitar asilo o refugio con una cita- de personas de Venezuela en el mismo periodo (141.509), según registros de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
Si bien en los dos meses que siguieron al anuncio del acuerdo de los vuelos directos de deportación (octubre y noviembre) la migración a Estados Unidos procedente de Venezuela disminuyó 35%, hubo un salto en diciembre, cuando al menos 50.000 venezolanos llegaron a la frontera con México.
Con casi 8 millones de personas fuera de sus fronteras, Venezuela es el segundo mayor exportador de migrantes del planeta después de Siria, según estimaciones de la Plataforma R4V, que incluye ONG y agencias de las Naciones Unidas.
“Dado que las condiciones en Venezuela siguen siendo terribles y los venezolanos que están considerando la migración se dan cuenta de que la probabilidad de deportación aérea es escasa, el descenso fue efímero”, advirtió Adam Isacson, director del programa de veeduría de Defensa de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), una organización de derechos humanos, en su Actualización semanal de la frontera de Estados Unidos con México.
Por eso es de suponer que el gobierno de Nicolás Maduro prefiere detener los vuelos de deportación de Estados Unidos. La migración es uno de los temas que hoy más divide en la política estadounidense. Los republicanos han convertido a los migrantes en un ejército invasor alimentado por las políticas del presidente demócrata, Joe Biden, nada menos que en un año electoral.
No hay nada que asuste más a un buen número de electores que la imagen de un agente de la Patrulla Fronteriza sobrepasado por una multitud de solicitantes de asilo que se agolpan a su alrededor, pidiendo ser detenidos y procesados o saltando el muro metálico fronterizo, en medio de un número récord de migrantes que intentan cruzar la frontera sur de Estados Unidos.
“Maduro está tratando de hacer que haya algún costo político para Biden si vuelven las sanciones”, indicó Adam Isacson a El Pitazo.
“Aun si Maduro dejara llegar más vuelos a Caracas, o el servicio de Inmigración dispusiera de más camas en los centros de detención, son muy caros sostenerlos”, añadió el director del programa de WOLA, antes de considerar que una eventual suspensión de los vuelos de deportación produce ganancias a los traficantes de migrantes o coyotes, que amenazan la vida de los migrantes en la frontera.
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Sin embargo, el gobernante venezolano tampoco la tiene fácil. “Todo indica que en la medida en que el compromiso gira más hacia lo político, como corresponde hacia las condiciones competitivas de un proceso electoral, hay más resistencia en Miraflores a cumplir los acuerdos de Barbados; de tal manera que parece inexorable el enfrentamiento”, opinó el internacionalista Félix Arellano, consultado por El Pitazo.
Radicalizar el discurso, deteniendo los vuelos de deportación de migrantes, lo pone en un brete. “Para que haya respaldo popular son indispensables recursos, para que haya recursos se debe cumplir con los compromisos negociados con Estados Unidos”, sostuvo Arellano.
Uso político de los migrantes venezolanos
A Ligia Bolívar, investigadora asociada del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, no le cayó bien la respuesta del gobierno venezolano de poner fin a los vuelos directos de deportación..
“Es inaceptable en la medida en que están utilizando a sus ciudadanos como fichas de cambio, lo mismo que han hecho con los presos políticos; no son seres humanos, sino peones en un tablero de negociaciones”, dijo a El Pitazo.
El discurso de brazos abiertos hacia los migrantes del gobernante Nicolás Maduro se desmorona; en particular, el Plan Vuelta a la Patria, que promociona para dar la bienvenida a los migrantes deportados, se muestra revestido de un falso carácter humanitario,
“No hay un interés humanitario hacia la población migrante, sino una intención de uso, que tienen que ver con la posibilidad de ejercer o no presión al gobierno de Biden frente a un problema que se sabe sensible y que se está convirtiendo en un tema importante en la campaña electoral, que es la migración”, añadió Bolívar.
Convencida de que el resultado de los vuelos de deportación de Estados Unidos está muy lejos de lo esperado, la socióloga insiste en señalar que lo único que puede tener un efecto disuasivo en la migración venezolana es que cesen las razones que le dieron origen.
Considera que después de que algunos países pidieron elecciones libres y justas en Venezuela, tras la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de ratificar la inhabilitación de ejercer cargos públicos por 15 años contra María Corina Machado, a Maduro le resultará difícil seguir afirmando que Venezuela avanza hacia una normalización.