Acarigua.– Panagiotis Sideris, un inmigrante venezolano con descendencia griega, se estrenó este lunes 10 de enero, como participante en las cocinas de MasterChef Grecia. Aunque parezca increíble, logró ser admitido en el show culinario deleitando a los jueces en la última prueba con una de las comidas más sencillas de nuestro país: empanadas de jamón, queso y de carne molida.
El crujir de la masa cocida en aceite y la sazón que Panagiotis le dio a la carne de relleno encantó a los tres jurados, quienes no pudieron ocultar cuánto disfrutaron del platillo que, por supuesto, por ser casi una obligación, estuvo acompañado con guasacaca y natilla.
El cocinero por pasión y sin formación, nacido en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, y criado en Araure, Portuguesa, habló con El Pitazo y con emoción contó detalles de la experiencia que está viviendo y que describe como la mejor oportunidad de su vida.
«Cocino por pasión y siempre tuve el sueño de entrar en las famosas cocinas de MasterChef. Un día estaba viendo televisión y pasaron las promociones de las audiciones aquí en Grecia. Mi familia insistió en que me escribiera y, la verdad, lo hice sin mucha fe. Después de un mes, recibí una llamada de un número desconocido y ¿cuál crees que fue mi sorpresa?, era de MasterChef. Me dijeron que mi solicitud fue aprobada», contó el hombre.
Panagiotis, de 57 años, adicionó con 5.000 aspirantes más en las primeras pruebas, que consistieron en entrevistas frente a una comisión de 10 chef. «Pasé ese filtro y quedamos 200 participantes para la segunda fase que era preparar un platillo frío en casa y presentarlo a la comisión de chef. Para ese otro reto hice un ‘Vuelve a la vida’. Lo presenté en una copa boca ancha de vino, acompañado de tajadas de plátano tostado».
Con esa primera preparación autóctona de las costas venezolanas, cuyo ingrediente principal son los mariscos, Panagiotis consiguió un peldaño más y quedó a una prueba para conseguir el delantal blanco, el boleto para ser uno de los admitidos en el show.
«El tercer filtro era cocinar frente a las cámaras de televisión. Te dan 30 minutos para la preparación y tienes que hacer todo delante de los tres jueces chef. Yo realicé empanadas de jamón, queso y carne molida. Todo lo hice allí, no puedes tener preparación previa», explicó.
La emoción, los nervios y el estrés de estar frente a las cámaras estuvieron a punto de jugar en contra de la concentración de Panagiotis, pero estando 10 minutos delante de los jueces, el venezolano tenía casi todo listo. «Solo me faltaba terminar de freír las de carne molida y emplatar».
Para conseguir el delantal se debe tener el sí de los tres jurados y eso fue lo consiguió Panagiotis. «Cuando terminé, se acercó el primero y probó las empanadas de jamón y queso, pero no estaban tan crujientes como las de carne molida que estaban recién hechas. Así que le insistí en que probara esas. Cuando mordió se escuchó el crujir y de inmediato se volteó y llamó a sus dos compañeros. No olvido que les dijo ‘vengan a probar algo exquisito'».
«Yo había hecho también una guasacaca y tenía natilla; los tres jueces se peleaban por comérselas. Fue muy gracioso porque se quemaban con las de carne molidas, pero cuando terminaron de comerlas todas se devolvieron a sus sillas y me llamaron al frente. El primer chef me dijo que era uno de los mejores platos que había comido y me dio ‘un gran sí'», recordó el cocinero.
El segundo chef recomendó al aspirante montar una venta de empanadas en Grecia y también dio su aprobación para su ingreso a la competencia. «El tercero solo me expresó que ya estaba todo dicho por sus compañeros y que su ‘sí’ era con honores. Tomaron el delantal blanco con el logo de MasterChef y me lo colocaron. Quedamos dentro 50 participantes de 5.000″.
Panagiotis afirma ahora que nunca se imaginó que emigrar y desprenderse de su país y afectos lo llevaría a cumplir el sueño de su vida. Junto a su hijo adolescente y su esposa partió a Atenas, Grecia, el 28 de agosto de 2018.
«Decidí emigrar por un mejor futuro para mi familia. Nos vinimos a Grecia ya que mi papá y mamá son griegos. En Venezuela tuve un local en el centro de Acarigua que se dedicaba a la venta de todo para el recién nacido y aquí en Atenas tuve que comenzar desde cero, como la mayoría de los inmigrantes. Desde hace cuatro años trabajo como vendedor en un call center», explicó Panagiotis.
Para la familia, según expresa el venezolano, lo más duro ha sido adaptarse a una nueva vida. «Ni mi esposa ni mi hijo sabían griego. Uno como inmigrante todos los días piensa en Venezuela. Extraño a mis amigos y el entorno que tenía. Siempre estuve rodeado por personas que me apreciaban y respetaban porque somos una familia humilde de corazón».
Ahora Panagiotis está enfocado en dar lo mejor de sí en las cocinas de uno de los show más importantes de su nuevo país y del mundo. Asegura que aprovechará la experiencia para aprender y en un futuro abrir un negocio de empanadas con el que toda Grecia conozca y disfrute ese plato tan venezolano como su corazón.