Caracas.- Ana Gómez es una venezolana que llegó a Colombia en busca de un futuro mejor, pero lo que nunca se imaginó es que terminaría dedicándose a orientar a otros migrantes que llegaban al país con los mismo sueños que ella.
La venezolana de 33 años trabaja actualmente para Migración Colombia, brindando información a los migrantes que se acercan al Movistar Arena de Bogotá, cubierto para continuar su ruta de regularización migratoria, a través del Permiso por Protección Temporal (PPT).
La oriunda de Zulia llegó con un presupuesto de 20 dólares y un par de argollas de oro heredadas de su abuela paterna a Cúcuta el 27 de agosto del 2017, con la convicción de comenzar un nuevo proyecto de vida.
Ocho días estuvo en la ciudad de frontera. Allí empeñó las argollas para continuar su viaje hacia Medellín. “Llegué en septiembre del 2017 y comencé a meter hojas de vida por internet. Una semana después me llamaron para vender perfumes puerta a puerta. Honestamente no quería, pero me tocó. No había otra opción. Duré ocho meses vendiendo perfumes», expresó a Proiuris.
Venezolanos en EE. UU. son deportados a Colombia bajo el Título 42
“Me siento orgullosa y agradecida por ser parte de esta etapa crucial para miles de venezolanos que como yo llegaron a Colombia para buscar una mejor calidad de vida. Entregarles este documento es abrirles las puertas para que accedan a otros derechos fundamentales como la salud, la educación y un empleo digno”.
Durante esta semana intensa en este complejo, el trabajo de Ana y otros cientos de compañeros de trabajo de Migración Colombia, ha permitido que 44.000 migrantes venezolanos se lleven a casa impreso este nuevo documento de identidad temporal, que por 10 años les brinda regularización migratoria en Colombia.
En el documento “Acceso e integración al mercado laboral, un elemento clave para los medios de vida y la inclusión económica de los venezolanos”, de la Agencia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), se enfatiza que los venezolanos pueden trabajar regularmente, serán capaces de proveer un sustento por ellos mismos y se reducirá la necesidad de asistencia humanitaria directa.
Lea la nota completa en Proiuris.