Caracas. – Colombia es el país con el mayor número de migrantes forzosos venezolanos en Sudamérica. Actualmente, residen cerca de un 1 millón ochocientos. Según estadísticas de migración Colombia, para diciembre de este año se espera que este número aumente a 2 millones.
Para los venezolanos, la opción más rápida es desplazarse hasta Colombia, por su cercanía, y si bien esto es cierto, también lo son los estigmas a los cuales se tienen que enfrentar a diario por el solo hecho de ser migrantes.
A continuación, El Pitazo presenta dos historias de venezolanas quienes vivieron un corto tiempo en Colombia y no escaparon de ser blanco de ataques xenofóbicos.
País de paso
“Muchas veces tuve que cambiar el acento y fingir que no era venezolana” para evitar la xenofobia, comentó una joven de 29 años que pidió no revelar su nombre. La llamaremos Oriana. Y comenta que Colombia siempre fue un destino de paso para ella; sin embargo, las situaciones a las que se enfrentó muchas veces la hicieron dudar si soportaría estar ahí.
Bogotá le ofreció calidad de vida, trabajo para pagar el arriendo y comer, pero a medida que pasaba el tiempo la inseguridad la empezó a invadir.
“En reiteradas ocasiones empecé a escuchar noticias sobre venezolanas desaparecidas y una historia que me marcó mucho fue el asesinato de un venezolano que vendía café”, narró.
Oriana habló sobre un episodio que vivió en un gimnasio de Bogotá, el cual la conmovió y la hizo reflexionar sobre cuánto tiempo más estaría en Colombia. Aseguró que fue una de las veces que lloró por los ataques xenofóbicos que recibió de algún ciudadano colombiano.
“Una chica siempre me atacaba con sus comentarios, pero yo no le hacia caso, hasta que un día, con tono muy despectivo y en voz alta para que todos los que estaban en el gimnasio escucharan, dijo: ‘es que todos los venezolanos deberían irse para sus casas, porque aquí no sirven’” recordó.
No a los venezolanos
Para arrendar habitaciones o apartamentos en cualquier parte del mundo exigen cumplir algunos requisitos.Esto aplica para nacionales y migrantes, y aunque Oriana siempre cumplió con los requisitos, en distintas ocasiones la rechazaron por ser venezolana. “Cuando me sentían el acento me decían, no, a venezolanos no”.
Afirma que siempre fue puntual en sus pagos, responsable y cuidadosa con las leyes de Colombia. Hoy día vive en México con su esposo, y confesó estar agradecida por el tiempo que vivió en ese país, sin embargo, no está en sus planes regresar.
Más insegura
“No sabes lo desagradable que era tener que sacar el pasaporte para comprar”, señala la merideña Fabiana Fernández a El Pitazo. Relata que vivió también en Bogotá con su hija durante casi tres años y lamentó todas la veces que le negaron comprar en algunos establecimientos comerciales cuando notaban que era venezolana.
Una de las historias que recordó Fernández fue la de intentar hacer creer, junto con amigos venezolanos, que procedía de Pasto, municipio del oeste de Colombia, para evitar ser víctima de actos xenófobos. “Según dicen la gente de Pasto tiene un acento muy parecido a nosotros y en ocasiones dije ser de ahí para pasar desapercibida”, mencionó.
Tiempo después regresó a Venezuela, luego de unos meses con dinero reunido y con nuevos planes decidió, nuevamente, salir del país, pero esta vez su destino no fue Colombia.
Fabiana Fernández actualmente vive en Quito, Ecuador. Relató que se siguen enfrentando a situaciones difíciles como migrantes, pero afirmó que se siente más segura que en Colombia. “Siendo migrante habrá xenofobia en cualquier país, pero estoy mejor aquí”.
Ambas venezolanas argumentaron que vieron a Colombia como un país de paso, y aunque les ofreció mejores condiciones de vida, en la misma proporción encontraron el rechazo de un conjunto de los ciudadanos.