Caracas.- En menos de un mes, tres madres venezolanas han muerto al cruzar la selva del selva de Darién, en la frontera de Colombia y Panamá. Este es uno de los pasos más usados por los migrantes para llegar de manera irregular a los Estadios Unidos (EE. UU.).
El Darién es considerada una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo. En el último año las autoridades panameñas han registrado la muerte de decenas de migrantes, muchos ahogados en ríos crecidos, así como también casos de robo y violación sexual.
Aquí te presentamos un resumen de los decesos más recientes de mujeres venezolanas que han optado por cruzar este paso, junto a sus familias, perdiendo la vida:
Marine Carolina Castellano Suárez tenía 26 años
La joven migrante falleció ahogada al ser arrastrada por la corriente de un río cuando cruzaba de Colombia a Panamá por la selva del Darién, precisaron a El Pitazo sus familiares el pasado 23 de febrero. Marine Castellano viajaba con su esposo y Franklin, su hijo de 6 años.
Su pareja, Andrés Lucena, contó que el río la arrastró cuando iban en la embarcación y no pudieron hacer nada mientras cruzaban la selva del Darién. Ella se había golpeado con una piedra en la cabeza.
Andreína Chiquinquirá Acosta murió de un infartó en la selva de Darién
Andreína Chiquinquirá Acosta se convirtió la segunda venezolana que muerió atravesando el Tapón deDarién. La venezolana salió con su hijo desde Colombia, hasta Capurgana, lugar donde empiezan los caminantes a adentrarse a la conocida selva.
El cansancio del taryecto recorrido le produjo un infarto a la joven. A pesar de que los compañeros de viaje la auxiliaron, no pudieron salvarle la vida. En uno de los videos que circuló en las redes sociales, se puede notar lo agotada que estaba.
Merimar Gómez Díaz caminó 13 días
El pasado 17 de marzo, murió venezolana identificada como Merimar Paola Gómez Díaz. Aunque logró atravesar con éxito la Selva de Darién, un paro cardíaco acabó con su vida luego de caminar durante 13 días. La mujer había emigrado con su madre, su esposo y sus tres hijos, de 1, 2 y 15 años.
«Tenía los pies destrozados. Estábamos por agarrar un bus para seguir el camino y ella se desmayó. No se pudo hacer nada. Nunca había sufrido problemas del corazón. Ella no estaba bien. En la selva amamantó a nuestro bebé. Estaba exhausta. Los médicos nos dijeron que fue un infarto», contó su esposo.