Antony Blinken, jefe de la diplomacia de Estados Unidos, viajará este martes a Panamá para asistir a una reunión regional, en la que participarán 22 naciones, sobre migración que se llevará a cabo entre el 18 y 19 de abril, celebrada a pocas semanas de que el país norteamericano levante restricciones fronterizas con México.
La delegación de Estados Unidos «promoverá el compromiso» de Washington de «abordar de manera colaborativa los desafíos de la migración irregular» en la región, y espera que se avance en iniciativas que aborden sus causas y en la búsqueda de soluciones de «protección a los refugiados y solicitantes de asilo», según la información oficial.
El representante de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Tegucigalpa, Andrés Celis, dijo a Efe que la afluencia masiva de migrantes es reflejo de las necesidades existentes en sus países, por lo que es necesario trabajar para mejorar sus condiciones de vida e impulsar respuestas coordinadas y solidarias.
El jefe de misión en Panamá de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Santiago Paz, dijo a Efe que estos flujos «no van a parar», y que el año pasado se hizo «un llamamiento regional de 75 millones de dólares» destinados a apoyar a «todos los países que se ven impactados con esta migración en tránsito que busca alcanzar Estdos Unidos principalmente», aunque también Canadá y México.
Desde que el presidente estadounidense Joe Biden llegó a la Casa Blanca en enero de 2021, se ha incrementado el número de migrantes que cruzan irregularmete la frontera de México con Estados Unidos, y se prevé que aumente aún más cuando el gobierno rescinda en mayo la norma que permite expulsar de inmediato a los migrantes.
Solo en febrero las autoridades migratorias estadounidenses interceptaron a 164.973 personas que cruzaron esa frontera terrestre ilegalmente, de las cuales el 55% podían ser expulsadas bajo esa norma, conocida como Título 42 y activada a causa de la pandemia.
Biden defiende una política migratoria «más humana» que la de su predecesor republicano Donald Trump, quien aplicó una «línea dura» de tolerancia cero contra la inmigración irregular.
La falta de control de la frontera es un flanco político vulnerable que puede volverse explosivo para los demócratas a medida que se acercan las elecciones de mitad de mandato de fin de año.
El presidente demócrata propone una via hacia la ciudadanía que ha tropezado con el rechazo del Congreso y una estrategia para abordar lo que denomina las causas fundamentales de la migración para frenar el masivo flujo migratorio desde Centroamérica, una misión que ha encomendado a la vicepresidenta Kamala Harris.
Con información de DW y Efe.