Por: Rubén Vásquez
Caracas.- Luis Carlos Muriel y Rotjer Jesús Rondón son dos venezolanos que supieron reinventarse en medio de la crisis causada por la pandemia del COVID-19, por lo que desde 2020, en la ciudad de Lima, en Perú, lograron sacar adelante su emprendimiento Muriel Fast Food (@murielff20), un restaurante de comida rápida con sabor e inspiración venezolana. Un espacio con el que, afirman, consiguieron un éxito inesperado.
En un principio, los jóvenes vendían almuerzos a través de delivery, siempre y cuando presentaran los permisos correspondientes que exigían las autoridades peruanas durante el confinamiento. Una vez la situación sanitaria lo permitió, los venezolanos lograron comprar un carro de comida rápida en el que vendían cachapas y, poco a poco, se dieron a conocer en la localidad, hasta que llegado el momento alquilaron un espacio y fundaron el restaurante Muriel Fast Food.
Ahora, ofrecen un amplio menú en el que la cachapa sigue siendo la protagonista, pero los comensales pueden encontrar variedades como arepas, patacones, pastichos, hamburguesas, perros calientes, pescado frito con tostones, linguinis a la marinera y una pasta especial creada bajo el nombre En Ningún Lugar, haciendo alusión a una caricatura.
“Tenemos un poquito de cada rincón venezolano que hemos querido tener presente. Nuestra comida venezolana se basa en toda esa migración que ha recibido este país y por eso es que es tan variado en todo lo que ofrecemos, porque queremos dar lo mejor de nuestra tierra”, explicó Luis Muriel en una conversación con El Pitazo.
Rotjer Rondón asegura que la receptividad ha sido bastante buena. «Hay una gran cantidad de personas que nos visitan a diario. A muchos peruanos les ha gustado lo que preparamos, han aprendido a comer lo mejor de la comida venezolana. Tenemos un producto bien elaborado, con la mejor calidad, con una variedad en salsas y la mejor atención”, asegura.
Un nuevo destino repleto de oportunidades
Muriel es nacido en Maracay, y Rondón es originario de la isla de Margarita; sin embargo, fue en Perú donde ambos venezolanos se conocieron mientras trabajaban en la economía informal, en la que fueron víctimas de la xenofobia. Explican que emigraron de su país debido a la situación política y crisis social que padece desde hace años.
Pese a las dificultades, los jóvenes no se detuvieron y siguieron esforzándose para alcanzar sus sueños, por lo que hoy día expresan su agradecimiento a las ONG que les brindaron un granito de arena para desarrollar su marca. Destacan que a través del programa Chance para Sumar, dirigido por la Agencia de los EE. UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid), recibieron formación empresarial y financiera para el crecimiento de Muriel Fast Food.
“Nuestras proyecciones son seguir expandiendo la marca y que nos demos a conocer más. Nuestra misión es convertir a Muriel Fast Food en el top de los primeros restaurantes de comida venezolana en Perú y en el mundo”, resalta Rondón.
Gracias a su rápido crecimiento, se encuentran participando en un programa dirigido por la Unión Europea, la cooperación alemana y la Cámara de Comercio peruana, en el que esperan convertirse en uno de los tres proyectos que se elegirán para una futura inversión.
Destacan que su experiencia como migrantes y emprendedores les dio una gran enseñanza. “Hemos aprendido bastante. Porque yo no soy empresario, no tengo ningún conocimiento en manejo de contabilidad, en manejo empresarial. Lo que hacía en Venezuela era completamente diferente a lo que hago ahora. Estamos emprendiendo y, al mismo tiempo, estamos aprendiendo”, sostiene Rondón.
“Con el empeño, la fuerza y la constancia que nos caracteriza a cada uno de los venezolanos, creo que aquí y en cualquier parte del mundo se pueden lograr todas las metas que cada uno se trace en la vida. Que hay obstáculos en el camino, siempre lo van a haber, pero mientras se luche día a día por cada sueño que uno tiene dentro y fuera del país, créeme que lo demás ya viene siendo añadido por la vida”, comenta Muriel.