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viernes, 29 marzo, 2024

Migrantes trabajan vendiendo en el Carnaval para ayudar a familiares en Venezuela

En las diferentes calles y muy cerca de los alrededores del Cumbiódromo de la vía 40 de Barranquilla, está el contingente criollo vendiendo máscaras, sombreros, bebidas y comidas, entre otros productos

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Una gran oportunidad para conseguir un dinero extra con sus ventas durante las fiestas de Carnaval en Barranquilla han tenido los venezolanos radicados en el  departamento del Atlántico.

En la calles, avenidas y muy cerca del Cumbiódromo de la vía 40, se observó a los migrantes ofrecer bebidas, accesorios, comidas rápidas, entre otros productos, mientras la gente se desplazaba para disfrutar de los diferentes desfiles. Estas ventas les ha permitido obtener ganancias para ayudar a sus familiares en Venezuela.

Con su acento zuliano y con mucho orgullo, Manuel Molina, proveniente de Ciudad Ojeda, y quien trabajaba en un café de internet en Venezuela, vio una oportunidad de mejorar su economía vendiendo botellas de agua. A esta tarea se sumó Julio César Córdova Ospino, de 33 años, quien hace seis mese llegó desde Portuguesa, donde se desempañaba como profesor de inglés.

Sonriente, Manuel Molina vende agua en los Carnavales de Barranquilla | Foto: Miguel Ángel González.

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“Aunque hay muchos vendedores informales aquí, estamos ganándonos el sustento. Estas fiestas están superencendidas y hay mucha gente”, dijo el docente, que adquirió la nacionalidad colombiana por su mamá y no ha podido ejercer porque no tiene su título apostillado.

Perteneciente al estado Miranda, específicamente a Barlovento, municipio Acevedo, la joven Lorianyelys Yánez, de 23 años, agradeció al pueblo colombiano por brindarle el apoyo durante el año y medio que tiene en Barranquilla.

“Ya me vacilado dos fiestas de Carnavales y estos han sido los mejores. El año pasado estuvo un poco floja la venta, pero esta vez sí se ha visto la movida buena. A pesar de que estoy ilegal, sola y mi familia está en Venezuela, no se me ha hecho difícil ser migrante porque he conseguido a varios colombianos que me han tendido la mano. Por eso estoy muy agradecida. Además, tengo buen punto para la venta de cigarrillos, dulces, caramelos…; de todo lo que se pueda vender, dijo Yánez.

Desde Cabimas, estado Zulia, llegó el joven músico percusionista Dervis Rodríguez, quien luego de dos años -explicó con orgullo- se ha convertido en un vendedor de mercancía.

Después de estar dos años en la capital del Atlántico, Rodríguez expresa que lo más difícil de ser migrante es que sobreviene un poco la nostalgia. «Es una experiencia de supervivencia, sobre todo. No es fácil sobrevivir fuera de tu país, de tus costumbres y familia; sin embargo, me ha ido bien. No me puedo quejar”, añadió.

Las máscaras de marimonda son los productos que vende Evelio Fuenmayor, un migrante de Maracaibo que ya cumplió un año en Colombia. “Gracias a Dios me ha ido bien. Hay que hacer las cosas de la mejor forma posible para tener una recompensa en la vida”, reflexionó mientras exhibía sombreros para protegerse del sol.

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Y de Puerto Ordaz y Falcón están Isis Arreturieta, de 20 años, y Yarielys Rodríguez, junto a un grupo de jóvenes venezolanos que pusieron su punto de ventas detrás de las gradas de los palcos del Cumbiódromo.

Yarielys Rodríguez, del estado Falcón, junto a Isis Arreturieta y otros connacionales durante la venta |Foto: Miguel Ángel González.

“Dejar a mi familia y a mi hijo de cuatro años en Venezuela es lo más difícil que me ha tocado vivir. Pero aquí estoy, guerreando, trabajando duro en estos Carnavales, que son los mejores que me he vacilado en mis 20 años”, destacó Rodríguez.

La joven madre soltera forma parte de los más de 90.000 ciudadanos provenientes de Venezuela que llegaron a la Puerta de Oro de Colombia. “Nosotros somos de los jóvenes buenos que llegamos a ponerle corazón y a trabajar para ayudar a nuestra gente. Le envío un saludo a toda mi familia, a mis padres y en especial a mi hijo», puntualizó.

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