Caracas.- La Escuela de Béisbol Menor Astros (@astrossjl) es fundada y dirigida por un grupo de venezolanos que emigró a Lima, Perú, pero que nunca dejó atrás su pasión por uno de los deportes más representativos del país. Ahora, transmite esa misma pasión a los niños venezolanos que migraron a edades muy tempranas junto a sus familias.
El presidente de la escuela, Nicolás Herrera, contó a El Pitazo que en Perú no hay béisbol menor, por lo que tienen dos años trabajando para impulsarlo. La escuela recibió una invitación para participar en el Torneo Internacional del Caribe, en la categoría U-12, que se realizará en Venezuela.
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Actualmente, Herrera y Ramón Olmedo, otro de los fundadores, están en Venezuela con el primer grupo de niños venezolanos entrenados en Perú, que buscan una firma profesional en el país.
Los niños de la Escuela de Béisbol Menor Astros representarán a Perú en la categoría U-12 del torneo. «Se va a celebrar este año, en la ciudad de Maracay, a partir del 18 de septiembre».
La academia se encuentra haciendo campañas en redes sociales, rifas y eventos para reunir el dinero suficiente que les permita a los niños de la categoría poder viajar a Venezuela para participar en la competencia.
«Muchos de los niños llegaron (a Perú) a sus cinco o seis años, por lo que no tienen pasaporte, no tienen nada de eso, entonces vamos a viajar por tierra. Estamos haciendo vendimias, rifas, polladas, arepadas, todo ese tipo de cosas para reunirles el pasaje y el costo de la inscripción del evento», expone Herrera.
Unidos por la pasión del béisbol
La academia se fundó en 2021, cuando aún estaba la pandemia por COVID-19. Sin embargo, para la fecha, en Perú ya había algunas flexibilizaciones sobre el confinamiento, por lo que podían acudir a parques.
«Ramón y su hijo, siempre iban a practicar en un parquecito. Se ponían a jugar y en las tardes llegaban más venezolanitos, así que él tomó la iniciativa de irse a una cancha, a una loza deportiva, y ahí entrenaban y hacían todo ellos mismos, pero sin la finalidad de tener una escuela. Solo lo hacían porque les gustaba», dijo Herrera.
Debido a que frecuentaban el mismo parque, Nicolás y Ramón se conocían de vista, pero el primero un día le propuso al otro trabajar juntos y formar una escuela.
Nicolás Herrera asegura que toda su vida se ha visto atraído por el popular juego de pelota. Cuando llegó a Perú, en 2015, tuvo la oportunidad de trabajar en la Federación Peruana de Béisbol, pero decidió dejarla.
«Lastimosamente, tienen una ideología muy distinta a la de nosotros. No quise seguir y siempre tuve la visión de montar algo que a nosotros nos apasiona: el béisbol. Cuando vi a Ramón fue como ver un amor a primera vista, porque vi la pasión de él como la misma pasión que sentía yo, así que se lo propuse: ‘Mira, vamos a hacer esta escuela, ¿qué te parece?’, y comenzamos a formarla», narra Herrera.
Los entrenamientos comenzaron en un campo de fútbol debido a que en Lima no encontraban uno de béisbol. Pautaron días de práctica para que los niños acudieran, pues muchos se sentían agobiados por las restricciones de la pandemia. «No iban al colegio y algunos padres no conseguían trabajo, así que esto fue un refugio para todos», cuenta.
El deporte contra la xenofobia
Poco a poco se fueron uniendo más niños venezolanos interesados en practicar, hasta que ya registraban a 80 alumnos. «Ahí fue cuando decidimos colocar los días de las prácticas, los horarios y todo ese tipo de cosas. Y así empezó la escuela», dice Herrera.
Los venezolanos consiguieron un campo de fútbol grande donde realizar sus prácticas, pero la gente los corrió al menos cinco veces. «Dijeron que eso (el béisbol) era un deporte nacional, que eso no era fútbol, que en ese país nunca se jugaba eso. Vivimos bastante xenofobia en ese campo, así que nos fuimos».
Acudieron a otro campo de fútbol más grande todavía, donde tuvieron la oportunidad de hacer su primer torneo.
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Llegaron más niños hasta que ya registraban 100. No se daban abasto, por lo que se unieron al equipo Juan Urquía y Franklin López, también venezolanos. Hoy, la escuela tiene una sede en San Juan del Urigancho, con 75 niños, y otra en Los Olivos, con 29 niños.
«Tratamos de seguir expandiendo lo que es el béisbol y el deporte en Perú. Hicieron una campaña para sacar a los venezolanos, a los malos, y creo que hay muchas personas buenas como nosotros, bastante competentes, que están haciendo las cosas bien y hay que apoyarlas», dice Herrera.