Guanare.– Tivisay Castillo y José Robles viven un duelo único. Recibieron la noticia de la muerte de su hijo por Facebook y tuvieron que reconocer su cuerpo a través de una videoconferencia que programó la Fiscalía General del Estado de Zacatecas, México, el pasado 12 de diciembre.
Osneibel Jesús había fallecido ocho días antes en un accidente ferroviario, ocurrido en la región centro norte azteca. Cayó del techo de un vagón del tren de la muerte y parte de su cuerpo quedó mutilado entre los rieles, explicó la autoridad municipal de protección civil en un video sobre la incidencia, grabado por Zacatecas Web News.com.mex y publicado en su portal y redes sociales.
VIDEO | Selva del Darién: Panamá evacúa a venezolanas con fracturas de piernas
Esos tres eventos son hechos que pocos padres aguantan. Pero ellos están ahí firmes, sin titubeos, exigiendo a las autoridades venezolanas la repatriación del cadáver de su hijo. Aspiran a darle cristiana sepultura a Osneibel Jesús y tener sus restos mortales cerca para siempre. «Quiero el cadáver de mi hijo conmigo», declaró Tivisay Castillo a El Pitazo, en entrevista sostenida este lunes 18.
«Nos corresponde ese derecho porque la migración de mi hijo no fue voluntaria. Tuvo que salir expulsado de Venezuela porque aquí nadie le garantizaba futuro», aseguró la madre.
Osneibel Jesús Robles Castillo tenía 25 años. Había nacido el 21 de octubre de 1998 en Guanarito, un municipio rural del sur del estado Portuguesa, en el seno de una familia campesina constituida por su madre, Tivisay del Carmen Castillo Abreu; su padre, José Heriberto Robles Gutiérrez, y su hermano menor, Josué Robles.
En ese pueblito de apenas 50.000 habitantes, conocido en las islas del Caribe por la dulzura de sus melones y sandías, Osneibel Jesús se graduó de bachiller y luego, a los 18 años, se dedicó al oficio de despachador y caletero en comercios de alimentos. No quería una vida en solitario y optó por formar una familia. Así, el joven se trazó nuevas metas: un vivienda y una vida digna alcanzada a través de un trabajo estable.
De Perú a EE. UU. por la selva del Darién
Las cuentas no le cuadraban. A Osneibel Jesús ese oficio de despachador y caletero no le daba para mantener su vida ni la de los suyos. Tampoco para cultivar esperanzas. Sin pensarlo dos veces, el muchacho hizo lo mismo que muchos en su pueblo. Emigró a Perú. En febrero de 2023 se fue a probar suerte junto con su pareja, Abril Peña, y su hija de apenas tres años de edad.
Seis meses fueron suficientes para que Osneibel Jesús se diera cuenta de que en Perú la situación económica era casi similar a la de su país, Venezuela. La crisis de empleo acabó con la relación de la pareja. En ese lapso, el muchacho se separó de Abril y de su hija.
Solo, el joven se fue a vivir en una residencia compartida con Enderson José Montilla Montilla, un amigo suyo natural de Guanare, la capital de Portuguesa, con quien desde Lima hizo planes para atravesar la temida selva del Darién y llegar a Estados Unidos. Tenía el sueño de una respuesta económica sostenible para recuperar a su familia.
Dispuesto a conquistar el sueño americano, Osneibel Jesús y Enderson José se adentran, por el puerto de Necoclí, a la jungla que divide a Colombia y Panamá. Desde allí recorren a pie los 266 kilómetros del tapón de Darién. Pasan los cuatro países de América Central (Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala) y ya en territorio azteca se sumaron a una caravana de migrantes que llegó a Ciudad de México.
A finales de octubre, por casi mes y medio, logran establecerse en esa capital, en una casa alquilada por un familiar de Ender José, a la espera de la cita migratoria que solicitarían por la aplicación móvil CBP ONE, una app de citas para provisión de asilo político generadas por el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP).
La respuesta de la CBP ONE no llegó en el tiempo esperado por Osneibel Jesús y su compañero de viaje, Enderson José. De modo que ambos deciden, junto a otro grupo de venezolanos, llegar a la frontera norte mexicana para pasar, bajo cualquier riesgo, a territorio estadounidense.
Eso fue a inicios de este diciembre. Iban decididos a subir a La Bestia, al tren de la muerte, como se le denomina a la red ferroviaria mexicana de carga, también usada como medio de transporte por migrantes, principalmente de El Salvador, Honduras, Guatemala, Venezuela, Cuba y Haití, entre otros, que buscan llegar a Estados Unidos.
El accidente en Zacatecas
Osneibel Jesús no logró la meta de reunirse en Chicago con su tío Neir Robles, quien desde febrero de 2023 está en condición de refugiado en esa ciudad del estado de Illinois, región medio este de Estados Unidos.
A las 20:17 horas del pasado 6 de diciembre, el sistema de seguridad 911 registró un accidente en el cruce ferroviario de las avenidas Celaya y Minera del poblado de Zacatecas, al centro norte mexicano. «Un polizonte a bordo del techo de un vagón resbaló y parte de su cuerpo cayó entre los rieles del tren«, reportaron trabajadores de Ferromex. Más tarde, la Fiscalía General de Justicia y el Servicio Médico Forense del Estado de Zacatecas identificaron las partes desmembradas como las de Osneibel Jesús Robles Castillo.
Ruta de San Andrés | Venezolanos llevan 55 días desaparecidos: ¿qué ha pasado?
«El gato», como llamaban cariñosamente a Osneibel por el color de sus ojos verde agua marina, intentaba agarrar en el aire un empaque con comida y agua, de esos que los lugareños y las organizaciones humanitarias lanzan a los migrantes del tren. Pero Osneibel Jesús perdió el equilibrio y se desplomó frente a la mirada atónita de sus compañeros de viaje, quienes siguieron la marcha sin poder recogerlo.
A su llegada a Baja California fue cuando los compañeros de tren de Osneibel Jesús pudieron notificar a una amiga común parte del suceso. Ella, través del Facebook, avisó a Tivisay del Carmen Castillo, la madre de Osneibel Jesús, sobre el fallecimiento de su hijo.
Ayuda y cooperación
Desde el 7 de diciembre no ha habido descanso en la casa de Tivisay. Ella, junto a sus sobrinos Diana y Neir Robles, ha establecido, por diligencias propias, contacto con la Fiscalía de Zacatecas, a través de Máquina 30-30 Amor sin Fronteras, una organización no gubernamental mexicana que apoya a los migrantes del tren.
El deseo de la familia Robles Castillo es que los restos de Osneibel Jesús sean repatriados a Guanarito, Portuguesa, sin que medie el oficio de la cremación. Para ello, la fiscalía mexicana ofrece a la familia el ataúd y la preparación del cadáver.
Las operaciones de la repatriación del cadáver corresponden a la Embajada venezolana en México. La cremación, en caso de muertes violentas, está prohibida en el país azteca, le ha asegurado la fiscal del caso a Tivisay Castillo. Por ese lado ella está tranquila. No obstante, sigue agustiada a la espera que el gobierno de Nicolás Maduro tome debida nota de su caso.
En efecto, lo que no le da paz a la madre de Osneibel Jesús es el silencio y las excusas de las autoridades venezolanas. De acuerdo con su testimonio, la fiscalía mexicana está atada de manos porque la Embajada de Venezuela en México manifiesta insolvencia económica para realizar la repatriación del cadáver, cuyo costo podría estimarse en unos 15.000 dólares.
Para activar la solidaridad de los venezolanos y organizaciones de la sociedad civil, Diana y Neir Robles han puesto a disposición dos vías en Venezuela para pago móvil electrónico: 0102 04245376970 15.138.128 y 0102 04140552321 17.261.282. También una cuenta por sistema zelle identificada como [email protected].