Caracas.- El venezolano Jorge Luis Rodríguez es actor, productor, escenógrafo, creador de contenido y también delivey y es precisamente en esta última faceta que ha ganado notoriedad desde que migró en el año 2018, en búsqueda de nuevas oportunidades.
Rodríguez no es cualquier repartidor, es el «Delivey Loco«. A cada una de sus entregas le pone ritmo y sabor, pero sobre todo una alegría y entusiasmo que es capaz de contagiar a todos los que se quedan mirándolo con extrañeza hasta que sucumben a la «buena onda».
En una entrevista con el Diario de Los Andes, Jorge relató que lo que lo impulsó a salir de Venezuela fue la falta de empleo. Primero llegó a Perú donde trabajó como vendedor ambulante de golosinas y luego, un año después, decidió migrar por carretera hasta Argentina.
«La primera opción que tenía era hacer delivery, ya sabía que iba a llegar a trabajar de esa manera y la verdad excelente, en comparación a lo que me ha tocado hacer en otros países y es una actividad muchísimo mejor. La verdad no me quejo, excelente», dijo durante la entrevista.
Después de intentarlo en otros empleos, desde el 14 de enero de 2021, se dedica a la repartición de pedidos con su personaje, inspirado en «Loco Video Loco», un programa de bromas transmitido por Radio Caracas Televisión (Rctv).
A través de sus redes sociales, muestra parte de lo que es ahora su trabajo y su misión: «Muchas personas me dicen que les subo el ánimo (…) en principio esa es mi intención y más en este tiempo cuando estamos acostumbrados a cargar un barbijo y se les olvida sonreír», contó.
El oficio que la pandemia puso sobre ruedas: ¿cómo ser un delivery?
Toda el aprendizaje que adquirió en la Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo y la experiencia que obtuvo como supervisor de escenografía en el canal de televisión TVes y como escenógrafo en varios teatros de Caracas, lo aplica ahora en cada entrega que hace como el «Delivery loco».
En su cuenta de Instagram como repartidor, acumula más de cuatro mil seguidores, pero en su cuenta personal ya suma una legión de admiradores que superan los 60 mil. Constantemente cuelga sus videos en los que aparece bailando con pasos graciosos y siempre dando una vueltica antes de entregar cada pedido.
Aunque reconoce que su forma de trabajar no es del agrado de todos los clientes, asegura que la experiencia ha sido positiva. «Nadie está obligado a bailar y nadie está obligado a sonreír. Estoy ante un público de mil personas y si unose lleva el mensaje, ya mi trabajo está hecho, e slo que me importa. Llegamos a una consciencia, llegamos a un corazón», dijo en una ocasión en sus redes sociales.