Por Mariannis Visaez / Programa de Formación de Nuevos Periodistas
Ciudad Guayana. En una esquina de Comodoro, una ciudad en la Patagonia argentina, en el extremo sur del continente americano, abrió hace tres años un pequeño local que con sus paredes rosas y sus letras de color naranja, se convirtió en el punto cálido de entre los 14 o hasta 8 grados que se sienten en aquella ciudad, donde comenzó la historia petrolera de este país sureño.
Cualquier persona que entra al local puede pedir un café guayoyo -como los de Venezuela- y acompañarlo con una empanada con salsa de ajo.
Si eres un venezolano en Argentina, es probable que los minutos que tomes para visitar este pequeño local se transformen en acogedores momentos que te hagan sentir como en casa, como el verdadero hogar. Así se siente Maku Arepas Café.
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Sus dueños, Abdel Mata y Carmen Gil llegaron de Venezuela con sus dos hijas. Emigraron en 2018, en el instante en que se dieron cuenta de que sus tres ingresos no les alcanzaban para vivir. “Llegó un momento en el que abrimos la nevera de la casa y no teníamos para comer, y teniendo dos niñas pequeñas había que buscar qué hacer”, cuenta Abdel al medio ADNSur.
Abdel es ingeniero mecánico y Carmen bioanalista. Vivían en Cumaná, estado Sucre. Fue por Abdel, quien es especialista en petróleo y gas, y ocupó un cargo de director en una petrolera en Venezuela, que llegaron a Argentina.
Abdel llegó solo; luego pudo llevarse al país del tango a Carmen y a sus dos hijas. Inicialmente se radicaron en Las Heras, un pequeño pueblo también de la región patagónica, para finalmente terminar en Comodoro, lugar donde inició su proyecto.
Comenzaron como distribuidores de productos con sello venezolano, aquellos que ya se estaban produciendo en Argentina. Usaban las redes sociales como medio de venta y después abrieron un pequeño local.
Un ancla a Venezuela
La oferta de productos que ofrecían en su negocio creció. Entonces, a Abdel y a Carmen se les presentó la oportunidad de ampliar el local; no lo dudaron. Empezaron con un nuevo proyecto al que sumaron otras tres personas más: dos venezolanos y una argentina que formarían parte de Maku Arepas Café.
Ese es el nombre que lleva desde hace tres años el pequeño negocio de esta pareja venezolana.
Se iniciaron vendiendo productos empacados como quesos venezolanos, malta, harina de maíz para hacer arepas, y hoy en día ofrecen toda la variedad de platos que llevan nuestro sabor criollo.
Arepas, cachitos, golfeados, empanadas, tequeños, papelón con limón y besitos de coco son algunos de los productos que tienen en la carta y que enamoran tanto a venezolanos como argentinos.
La buena acogida de la sazón caribeña de sus platos se traduce en una calificación de 4.7 de 5 en las reseñas de Google que hacen los clientes.
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“Trabajar en este negocio es hablarles a todos de Venezuela y recibir a quienes son de Venezuela. Este local ha sido un sitio de encuentro», afirma Carmen a ADNSur.
Cuando Abdel y Carmen se fueron de Venezuela pensaron que dejaban atrás todo lo que había formado parte de su esencia, pero Venezuela no ha salido de ellos. Ven en su pequeño negocio un ancla que los mantiene unidos a sus raíces.
“Cada bocado es un viaje a nuestras tradiciones”, promueve Maku Arepas Café en sus redes sociales.
De esta manera, permiten a los comensales, especialmente a los venezolanos en Argentina, viajar -aunque sea por un momento- a Venezuela y reencontrarse con sus sabores. Incluso, han visto a compatriotas, que no sabían que estaban en el mismo país, reencontrarse en su local.
“Eso es lo que más nos gusta, que sirva como un sitio de encuentro donde se pueda expresar lo que es nuestra cultura, nuestra comida (…) Ser un embajador de mi tierra acá”, dice Carmen Gil al medio digital argentino.
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