Barranquilla. Majestuosa y brillante fue la sensación mágica que se vivió este 18 de noviembre en la parroquia Chiquinquirá de Barranquilla durante la celebración de la Segunda Festividad en honor a la Chinita. Los niños y jóvenes adolescentes se lucieron cantando, tocando y bailando la gaita zuliana para honrar a la Virgen de Chiquinquirá en su día.
“En esta festividad se demostró un acto de amor y de devoción. Desde los más pequeños hasta los más adultos se reencontraron con sus raíces y costumbres”, resaltó emocionada la comunicadora social Darcy Fernández, coordinadora de Cultura de la Asociación de Venezolanos en Barranquilla y encargada de la organización de esta fiesta religiosa.
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El pasado domingo, la feligresía compartió una misa solemne y un bingo familia donde se disfrutó de la música y gastronomía colombo-venezolana. “La acogida de los colombianos ha sido una apertura para la convivencia, lo que permite potenciar la interculturalidad. Es algo muy bonito y emocionante ver a muchas personas riendo y llorando de emoción”, dijo Fernández.
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En este 2019 hubo un crecimiento de fe chiquinquireña con la asistencia de alrededor de 2.000 personas entre colombianos y venezolanos en toda la programación de la Festividad de la Chinita, que incluyó la peregrinación a cuatro parroquias.
La zuliana y profesora de la Universidad de la Costa Liliana Canquiz describió: “Hermosa y muy espiritual la velada con nuestra China. Gracias por mantener nuestras tradiciones”. Por su parte, el colombiano Carlos Hoyos agradeció a los organizadores de la Segunda Festividad de la Chinita en Barranquilla porque le deja gratos recuerdos de su hermoso país, el que le brindó todo a su señora madre, «quien siendo colombiana decidió no abandonar Maracaibo hasta su último suspirar”, refirió.
Paula León es médica cirujana y se mostró emocionada por ser parte del grupo de voluntarios de las actividades culturales. “Esto es un regalo y bendición que recibimos de la Chinita, que nos hace sentir una paz espiritual y tener reconocimiento de nuestras tradiciones”. El grupo chiquinquireño cantó la gaita zuliana en la eucaristía del domingo, pero el lunes 18 de noviembre le tocó a su grey cantarle y bailarla.
“Gracias por formar una hermandad como la que somos los venezolanos, pero ante todo y más importante, maracuchos de puro corazón; devotos de nuestra María del Rosario de Chiquinquirá. Gracias por cada granito aportado para que nuestra Madre sea conocida en cada región donde se encuentre”, precisó Wintyn Araujo, quien es uno de los tres servidores de María que hace parte de esta diáspora venezolana.
“Me gustó el apoyo de la gente aquí en Colombia y la participación que tuvieron los niños”, dijo Eliseth González con pocas palabras, pero agradecida de tener un «pedacito de Maracaibo en Barranquilla”.
La feligresía le regaló a la Chinita ofrendas de amor con velones y flores para pagar sus promesas. “Fue muy emocionante ver a los niños bailar, cantar y ondear la bandera. Las chamas migrantes, con humildad, desafinadas para muchos, pero pusieron el corazón ante el micrófono y jamás olvidarán ese bello momento de cantarle a la Virgen”, destacó Fernández.
En este 2019, el homenaje a la Chinita finalizó con el Alma llanera, Venezuela y el himno nacional. Se rompió el protocolo y tuvimos que decirle a la gente que regresara a sus puestos mientras el sacerdote culminaba la bendición, para así cantarle al unísono el cumpleaños feliz y, magistralmente, finalizar la Segunda Festividad de la Chinita en Barranquilla.