Por Crónicas de Chile
Santiago de Chile.- Que Manuel Antúnez no se haya rendido es un logro, pero que su trabajo tenga buena acogida roza la proeza, sobre todo luego de atravesar una cadena de obstáculos de esos que pulverizan el ánimo.
Este zuliano de 32 años, graduado como ingeniero eléctrico, trabajó como fabricante de cortinas y persianas en Maracaibo y emigró solo a Panamá, por seis meses. Al retornar se casó y regresó.
Como los trámites migratorios cada vez costaban más decidió viajar en 2015 a Chile. Llegó en octubre sin conocidos ni contactos. Arrendó una pieza en La Florida. Su primer trabajo fue como instalador de cortinas en Colina. Demoraba hora y media todos los días, pero no le pedían papeles.
«Instalando cortinas y persianas, me estafaron. Me prometieron un buen sueldo y no fue así. También fui ayudante avanzado de mueblista, fabricando muebles de niños», cuenta. Gracias a grupos católicos, recibió ayuda. Su entonces esposa llegó a Chile embarazada de siete meses, él no estaba económicamente estable y un par de semanas antes de nacer su bebé los apoyaron con ropa, pañales y leche como para tres meses. Dormían en un colchón inflable.
Después trabajó como electricista, en una empresa de asfaltos en Maipú, y de allí pasó a una empresa que vende lámparas a la industria minera. Le prometieron un sueldo de 450.000 pesos y le pagaron 300.000, y solo el arriendo eran 320.000.
No tenían ni nevera. Mientras trabajaba consiguió una entrevista en Cinehoyts, compañía líder del mercado cinematográfico, y lo contrataron. Allí estuvo 11 meses, porque cambiaron al manager y el nuevo no quería nada con extranjeros.
Se compró una moto y trabajó en la instalación eléctrica de cuatro casas en La Cisterna. De allí laboró en un laboratorio farmacéutico por seis meses. Manuel tenía sus herramientas y una vez un vecino preguntó por el grupo de WhatsApp por alguien que supiera instalar una base de tv. Se ofreció, le hizo el trabajo y quedó bastante conforme. «Allí vi la oportunidad de ofrecer este servicio«, subraya.
Antúnez trató de diversificarse. Busca que sus clientes sientan que contrataron al mejor maestro en todos los sentidos. Hoy ofrece electricidad domiciliaria e industrial, reparación de encimeras y hornos eléctricos, instalación de soportes de tv, lámparas, plafones, cortinas y persianas. También cambio de griferías de lavamanos y lavafondos, instalación de piezas sanitarias y vanitorios (muebles de baño).
Igualmente, instala termos eléctricos y audio en locales. Quiere a mediano plazo tener su propia plataforma de prestación de servicios y venta de productos con la instalación incluida en menos de 24 horas y, a largo plazo, abrir su emprendimiento en Venezuela.
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