La posibilidad de que el presidente-candidato Nicolás Maduro repita en Miraflores llena de espanto a la educadora Amanda Uzcátegui y a los estudiantes Kasandra Casadiego y Johan Temponi. Los venezolanos consideran que la elección presidencial del 28 de julio es la última oportunidad que tienen para soñar con un futuro en su país. En un escenario idílico, en el que gane la oposición encarnada en Edmundo González Urrutia, se reconozca su triunfo y se le deje gobernar, la investigadora asociada del CDH-UCAB, Ligia Bolívar, anticipa el regreso progresivo de un buen número de migrantes a Venezuela
Por Mardú Marrón, Rosanna Battistelli y Bianile Rivas *
Amanda Uzcátegui había regresado al terruño en 2022 entusiasmada por la idea de que “Venezuela se arregló”. Pero no tardó en salir del engaño.
“Me vine animada por mi familia, pero aquí las cosas siguen mal. La comida está cara, los sueldos no alcanzan para nada, no hay empleo y los servicios públicos son deficientes; en fin, no hay calidad de vida y tampoco futuro para mi hijo», señala la mujer de 29 años a El Pitazo.
Anduvo en Perú durante año y medio. Allí se quedó su esposo, quien todos los meses le envía dinero para completar los gastos de la casa. Ella vive con su hijo de cuatro años en la parroquia Cartanal del municipio Independencia de los Valles del Tuy, estado Miranda, en un anexo construido en la vivienda de su mamá.
“La única esperanza de tener una vivienda en Venezuela es que te la asigne el Gobierno, pero yo no quiero eso, yo quiero comprarla con mi dinero. Quiero tener un trabajo estable, un carro, en fin, tener mis cosas”, expresa.
Un evento político significativo en Venezuela se ha correspondido con un pico de salidas del país
Ligia Bolívar, investigadora asociada del CDH-UCAB
Uzcátegui estudió Educación. Tenía que ganarse la vida, pero había conocido muchos infortunios como para trabajar de maestra. Conocía ese destino perfectamente.
“Yo he visto a profesores que van a trabajar con los zapatos rotos; que se regresan a casa a pie, porque no tienen cómo pagar pasaje; que deben buscar oficios alternos para sobrevivir. Todo eso me espantó”, asegura.
Ahora, hace tortas con una tía para ganar algo de dinero y ve con expectativas la elección presidencial que puede poner fin a un ciclo histórico en la vida de Venezuela. “Es mi última apuesta para seguir aquí”, asevera la tuyera con los ojos clavados en el afiche del candidato que tendrá su voto.
“Si gana Maduro el 28 de julio, me voy del país”, afirma sin titubear.
No piensa volver a poner un pie en Perú. Según lo planificado con su esposo, cruzarán el Darién para llegar a México y luego a Estados Unidos. Dice que venderá lo poco que tiene en casa si el presidente-candidato repite en Miraflores.
“Mis dos hermanos y tres primas se van con nosotros. Estamos convencidos de que seguir en este país, con el mismo Gobierno, no nos garantiza un futuro digno”, dice con decepción.
La posibilidad de que Nicolás Maduro gane un tercer periodo de otros seis años también le mete miedo a Andreina Muñoz.
A pesar de que consigue, mal que bien, llegar a fin de mes gracias a las comisiones que recibe por las ventas que realiza en la papelería Sumigeca, en Cagua, estado Aragua, la aragüeña de 30 años deja muy en duda su futuro en Venezuela desde que es madre soltera de dos hijas.
Quiere para ellas un futuro lleno de posibilidades. Así es que considera seriamente la opción de emigrar a España si el gobernante no sale de Miraflores. Piensa que en el país ibérico correrá con ventaja al tener doble nacionalidad, la venezolana y la española.
El detonante de una nueva ola migratoria
La mirandina Amanda Uzcátegui y la aragüeña Andreina Muñoz no están solas en su opinión: Kasandra Casadiego y Johan Temponi, ambos oriundos de Guanare, estado Portuguesa, dejan saber a El Pitazo que marcarán la milla si la era del chavismo no concluye.
“Mi idea no es irme, pero si gana este Gobierno, me voy a Estados Unidos. Con Maduro no tendré futuro”, adelanta ella, una joven de 21 años, estudiante en la Universidad Nacional de las Artes (Unearte).
“Si esta vez no veo el fruto de mi esfuerzo, te juro que me voy del país”, subraya él, estudiante en la Universidad Simón Rodríguez y militante de la Plataforma Unitaria desde 2010, en la que ejerce de vocero juvenil. Cumplirá 28 años el mismo día de la elección presidencial.
La carga visceral de estas reacciones es típica en momentos históricos que marcan un antes y un después en la forma en que se organiza, funciona o se desarrolla la vida política en Venezuela.
Si Maduro se impone, me voy; yo no aguantaría más miseria en mi país
Johan Temponi
“Un evento político significativo en Venezuela se ha correspondido con un pico de salidas del país”, señala la investigadora asociada del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-UCAB), Ligia Bolívar, consultada por El Pitazo, sobre si será determinante para cambiar la dinámica migratoria el resultado del 28 de julio.
Por ejemplo, sucedió en octubre de 2016, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) paralizó el referendo revocatorio a Nicolás Maduro; también en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente en 2017 y en la elección presidencial de 2018, todos eventos políticos controvertidos por una variedad de razones a los que siguieron un aumento significativo en las salidas de venezolanos, identifica la socióloga.
Fue en abril cuando la encuestadora Delphos reveló un estudio según el cual 25 % de los encuestados se planteaba emigrar. Los resultados ya pasaban de castaño oscuro cuando se asomaba la victoria de Nicolás Maduro por seis años más: cuatro de cinco venezolanos encuestados “aceleraría la decisión” de irse del país.
“Eso no significa que todos vayan a salir corriendo inmediatamente, pero con que fuese 10 % son más de 2 millones de personas, un número muy significativo”, indica Bolívar.
Al contrario, en un escenario idílico, en el que gane la oposición encarnada en Edmundo González Urrutia, se reconozca su triunfo y se le deje gobernar, la socióloga anticipa el regreso progresivo de un buen número de venezolanos.
Mi idea no es irme, pero si llega a ganar este Gobierno me voy a Estados Unidos. Con Maduro no tendré futuro
Kasandra Casadiego
El reencuentro de las familias divididas, el deseo, sobre todo de los jóvenes, de ponerse al servicio del país y el hecho de que se fueron de manera forzada son los principales motivos del regreso que imagina la investigadora asociada del CDH-UCAB.
Pero como todo el mundo sabe, los venezolanos volverán a un país en condiciones muy distintas de las que lo dejaron. En cualquier caso, “lo que pase el 28 de julio va a ser, sin duda, muy importante, ya sea para frenar el flujo migratorio o para acelerarlo nuevamente”, apunta Bolívar.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que casi 8 millones de venezolanos se han ido del país desde 2015. Es el éxodo más grande que ha visto América Latina y el Caribe en su historia reciente, y el tercero del planeta después de Afganistán y Siria.
Soñar con un futuro en Venezuela
Para los guanareños Kasandra Casadiego y Johan Temponi no hay sino una salida de este empobrecimiento atroz, y es el triunfo del candidato de la mayoría opositora.
Él, que también forma parte del movimiento católico Emaús, la hermandad de oración de la parroquia Santo Cristo de la Salud, en el barrio La Peñita, el más popular de Guanare, no quiere volver a emigrar. “Para mí sería una tragedia (…) Pero si Maduro se impone, me voy; yo no aguantaría más miseria en mi país», declara.
Ella, que junto a su familia tiene más de 25 años viviendo en el barrio Cuatricentenaria, un vecindario popular del este de la capital de Portuguesa, quiere dejar atrás los devastadores años del chavismo para soñar con un futuro en su país. “Hemos querido salir de la zona, pero es difícil. Aquí no hay créditos para vivienda ni equipamiento de hogares. Cada día se hace más difícil mejorar la posición social”, dice su mamá, Fanny García.
La madre guanareña tiene la mirada puesta en el candidato Edmundo González Urrutia. “Este hombre será la carta que nos jugaremos los venezolanos para asegurar el futuro de nuestras familias. Dios permita que triunfe el bien”.
* Con la colaboración de Lina Pérez, del Programa de Formación Nuevos Periodistas