Caracas. Un jurado de Texas declaró culpable de homicidio y sentenció a 60 años de cárcel a George Álvarez por la muerte de 8 personas cuando su camioneta se estrelló contra una parada de autobús en Brownsville, reportó la agencia Associated Press.
El hecho ocurrió en mayo de 2023 frente a un albergue de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos. Entonces, Álvarez atropelló a 18 personas. De los ocho fallecidos, siete son venezolanos y uno colombo-venezolano. El más joven tenía 18 años; el mayor, 48.
El viernes 28 de junio, Álvarez, de 35 años, fue sentenciado a ocho cargos de homicidio involuntario por intoxicación, al final de un juicio que duró una semana dijo Edward Sandoval, fiscal del condado Cameron. También fue declarado culpable de 10 cargos de agresión agravada con un arma letal.
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Un jurado del condado Cameron sentenció a Álvarez a 20 años de prisión por cada cargo de homicidio involuntario por intoxicación. Posteriormente un juez decidió que pasaría 60 años en total en la cárcel.
El jurado emitió el veredicto más de un año después de que las autoridades señalaran que Álvarez perdió el control del vehículo tras pasarse un semáforo en rojo. La escena mortal ocurrió en Brownsville, que desde hace tiempo ha sido un epicentro para la llegada de migrantes.
¿Quiénes son las víctimas del conductor?
Los venezolanos arrollados en Brownsville, Texas, aquel 7 de mayo de 2023 a las afueras de un centro de refugiados fueron identificados como José Javier Cario, de 18 años; Cristian Sangroni, de 19 años; Brayan García, de 24 años; Héctor Medina, de 24 años; Ender Mata, de 23 años; Raúl Ramos, de 28 años, Jorge Luis Flores Colina, de 48 años y Richard Bustamante Pérez, de 27 años.
El jefe de la policía de Brownsville, Félix Sauceda, dijo cuando ocurrió el accidente que la camioneta se pasó un semáforo en rojo, perdió el control, se volcó y arrolló a 18 personas. Seis individuos murieron en el lugar y otros 12 resultaron gravemente heridos. Todas las víctimas eran varones, y varios de ellos provenían de Venezuela.
Algunos de ellos ingresaron de forma irregular a Estados Unidos después de atravesar la selva del Darién y recorrer toda Centroamérica. Todos se fueron en busca de una vida digna que no encontraban en su propio país.