Por Juan José Sánchez – Programa de Formación de Nuevos Periodistas
San Cristóbal.- Un buen número de caminantes venezolanos retornó al país en peores condiciones físicas que cuando se fueron. Las razones se encuentran en la inseguridad alimentaria y la malnutrición (por déficit o exceso) debido a una dieta en la que predomina el carbohidrato y hay muy poca ingesta de proteína.
Esa es la conclusión de la investigación titulada Otra cara de la vulnerabilidad de quienes retornan: el deterioro del estado nutricional reflejado en el índice de masa corporal, realizada por el Observatorio de Investigaciones Sociales en Frontera (Odisef).
Con el fin determinar el nivel de vulnerabilidad de los migrantes venezolanos en su viaje de retorno al país, el Odisef prestó atención primaria en salud y registró los datos de 1.352 personas que ingresaron a través de la frontera del estado Táchira con el departamento colombiano del Norte de Santander, desde agosto hasta diciembre de 2023.
El Observatorio calculó el índice de masa corporal de cada uno de los venezolanos y determinó que 77 % presentó estados de delgadez leve, moderada o severa. Solo 19 % arrojó un peso corporal saludable de acuerdo con su estatura. Otro 4 % tuvo algún grado de sobrepeso.
Entre los datos más preocupantes del estudio está que 1 de cada 5 personas en movilidad de retorno eran menores de edad, con edades entre los 12 y 18 años, de los cuales 15 % (todas mujeres) presentaba delgadez severa.
Asimismo, la mitad de los menores de edad mostraba delgadez leve y 1 de cada 10, delgadez moderada.
En el grupo comprendido por personas entre los 19 y 26 años, la investigación constató que 3 de cada 10 caminantes se encontraban en un estado de delgadez severa y 5 de cada 10 presentaban un estado de delgadez leve. Solo 15 % mostró un peso saludable para su estatura y edad.
Venezolanos emigran en condiciones tan precarias que impiden su integración
Esta difícil realidad puede estar ligada a las precarias condiciones en las que emigran muchos venezolanos, lo que impide su integración en los países de acogida, el acceso a un proceso de regularización migratorio y, por consiguiente, el consumo de una dieta adecuada y nutritiva.
La mayoría de los caminantes atendidos (535) tenían edades comprendidas entre los 27 y los 59 años. En ese grupo, 3 de cada 10 presentaban un estado de delgadez severa, 2 de cada 10 evidenciaban delgadez moderada, 2 de cada 10 tenían delgadez leve y 2 de cada 10, un peso normal. 1 de cada 10, siempre mujeres, presentaba sobrepeso.
En un último grupo de 10 personas, compuesto por mayores de 60 años, 3 presentaban delgadez moderada y 7, delgadez leve.
La investigación concluyó en que la inseguridad alimentaria y el deterioro del estado nutricional representan otra cara de la vulnerabilidad de los migrantes venezolanos que retornan al país a través de las fronteras terrestres.
“Quienes retornan, regresan al país muchas veces en condiciones peores que cuando se fueron, lo que no solo deja secuelas psicosociales, sino también físicas, debido a la inseguridad alimentaria y la malnutrición”, sostiene el Observatorio de Investigaciones Sociales en Frontera.
La deficiencia nutricional de los caminantes se produce, principalmente, como consecuencia de no poder contar con el consumo de calorías requerido para recorrer grandes distancias. A esto hay que añadir el desgaste físico y la limitada cantidad de recursos económicos para alimentarse adecuadamente, añade el observatorio en el estudio.
En 2023, los venezolanos, en su mayoría jóvenes, emigraron en condiciones cada vez más precarias, reportó el Odisef. Muchos se marcharon sin los documentos necesarios, sin estudios, sin recursos y sin un lugar al cual llegar en el país de acogida, lo que resultó en experiencias negativas y en su retorno a Venezuela.
Hasta noviembre de 2023, más de 7,7 millones de venezolanos se encuentran repartidos por el mundo en condición de migrantes o refugiados, según estimaciones de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V).