San Cristóbal.– Betsy Torres tiene siete días caminando con sus seis hijos rumbo a la ciudad de Cúcuta -Departamento Norte de Santander, Colombia-. Es de Acarigua, estado Portuguesa, y su pareja, el padre de su hija menor, los está esperando. Decidió realizar esta travesía porque una de sus niñas, de nueve años de edad, tiene síndrome de wets, una epilepsia de difícil control, y el dinero que le envían no es suficiente para los tratamientos y la alimentación de su familia.
Betsy conversó este martes, 27 de octubre, con El Pitazo en un punto de atención al migrante, ubicado en la ciudad de San Cristóbal. Mientras un equipo médico le hacía una revisión a los niños, ella relató que aunque el trayecto no ha sido fácil, la generosidad del venezolano los ha ayudado a comer y, de a ratos, a tener aventones en vehículos.
Afirmó que si hubiera recibido un apoyo del gobierno con su hija enferma no hubiera salido de Venezuela, pero tiene que hacerlo para poder seguir con los tratamientos y a la vez alimentar a los pequeños de: 1 año y 6 meses, 4, 5, 8, 9 y 10 años de edad.
La niña de 9 años toma anticonvulsivos, multivitamínicos, oxigenante cerebral y requiere supervisión médica. Viaja con ella en una silla de ruedas, cuyos cauchos están espichados. Así la va empujando en el camino, con el apoyo de su hijo más grande, mientras ella lleva a la más pequeña en brazos.
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“Decidí salir del país por la condición de mi hija, en realidad no he tenido una ayuda del gobierno, porque si el gobierno me hubiera ayudado a mí con la niña, yo me hubiese quedado, pero fíjate que la silla no está en condiciones para tener la niña, esta silla la compré yo usada, la compré usada por mis propios medios, porque el gobierno nunca me regaló una silla para la niña. Los medicamentos son caros, tengo que tener 20, 30, 40 dólares, el neuropediatra me cobra 30 dólares la consulta, el electroencefalograma me cuesta 50 dólares, el papá gana los dólares, pero si compramos los medicamentos y la llevamos al médico no comemos, entonces por eso yo me vine”, relató.
Betsy Torres lleva en el camino los medicamentos para la niña y para alimentarse han dependido del apoyo de organizaciones internacionales y de ciudadanos que les han dado un plato de comida.
“En Socopó (Barinas) estuvo la ONU y ellos nos regalaron remedios, bueno, un solo acetaminofén nada más porque era lo que les quedaba, porque le habían regalado a muchas personas. Nos regalaron comida, jugo y tetero; la gente en el camino nos regala agua, nos da comida, nos da platica”, afirmó.
A Betsy Torres le quedan al menos cuatro días de camino, a menos de que alguien les haga el favor de llevarlos en un vehículo para San Antonio del Táchira. Está segura de que en otra nación tendrá mejores oportunidades para sus hijos.