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martes, 19 marzo, 2024

Médicos vacunados en Apure confiesan que ahora el riesgo de morir es menor

Los esposos Ana Valor y Gilberto Sanoja, infectóloga y reumatólogo del Hospital de Apure, aseguran que luego de recibir la segunda dosis de la vacuna rusa podrán cumplir sus labores cotidianas dentro y fuera de las instalaciones del centro centinela

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San Fernando de Apure.- Ana del Carmen Valor de Sanoja, médico internista e infectóloga del Hospital Pablo Acosta Ortíz (Hpao) en San Fernando de Apure, y su esposo, el doctor Gilberto Sanoja, jefe del Departamento de Reumatología en este mismo centro de salud, fueron los primeros médicos en recibir la primera dosis de la vacuna rusa contra el COVID-19. Confiesan que al recibir este beneficio, tienen menos riesgos de morir a causa de este virus.

Recuerdan que el martes 23 de febrero recibieron un mensaje de texto de la subdirectora del Hpao, donde la autoridad de este centro de salud les informó sobre la aplicación de la vacuna Sputnik V.

Luego de recibir esta información, ambos médicos decidieron acatar el llamado y llegar de primeros al lugar de la jornada para recibir el fármaco que, aseguran entre lágrimas, le garantizará su regreso al Hpao, donde esperan ofrecer sus servicios de salud, aproximadamente a mediados del de marzo.

“Al principio, todos sentíamos temor del COVID-19, porque es un virus del cual nadie sabía nada, pero hemos ido aprendiendo sobre la marcha. En la medida en que se han ido presentando los casos, los médicos se han ido preparando, porque no había experiencia previa al respecto. Todavía hay mucho qué estudiar al respecto. Gracias a Dios, en mi caso, ahora la amenaza es menor”, agrega.

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Los especialistas dejan claro que a pesar de recibir la vacuna Sputnik V, los dos no están exentos de padecer el virus, porque están conscientes de que la vacuna no te libra de la enfermedad.

“Hay que esperar a ver si las autoridades sanitarias ordenarán refuerzos de esta preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos”, apunta la médico.

Debido a la pandemia, ambos doctores solo ofrecen consultas privadas en el Centro Médico del Sur, situado en la capital del estado Apure, durante los días lunes, miércoles y viernes. Revelan que para subsistir también han echado mano de las plataformas digitales para ayudar a los pacientes, situados en otras zonas del país y del mundo.

“Ahora me siento más tranquila, porque podré atender a mis pacientes con menos miedo. Además, reintegrarme a mis actividades laborales en el hospital a finales de marzo, cuando reciba la segunda dosis de la vacuna”, dijo Ana Valor.

Lo más duro para Ana Valor, durante la cuarentena, ha sido perder el contacto directo con sus familiares, sus amigos y sus pacientes. También, asimilar la desaparición física de sus entrañables colegas Luis Martínez y Anselmo Rosales.

“Lamentablemente les tocó la mala suerte de presentar el virus durante el comienzo de la pandemia, cuando los conocimientos ni los avances de la medicina eran los mismos”, dice.

Ana del Carmen Valor, de 68 años, médico internista e infectóloga jubilada, cuenta que fue contratada nuevamente por el Instituto Regional de Salud como jefa de la emergencia del Hpao, porque es la única especialista en el estado dedicada a dicha área.

La internista rememora que con la llegada de la pandemia decidió retirarse de su trabajo a mediados del año pasado, en el que ya suma 34 años de servicio, de cara a cumplir la cuarentena social, pues forma parte de la población en riesgo de sufrir COVID-19.

Valor de Sanoja es natural de Upata, estado Bolívar, y estudió junto a su esposo la carrera de medicina, internado y residencia en la Universidad de Oriente (UDO) en el estado Bolívar, en el Hospital Ruiz y Páez. Luego terminaron el postgrado en el Hospital Clínico Universitario de Caracas. Ambos decidieron establecerse en San Fernando de Apure con la firmeza de garantizar el futuro de sus hijos.

Gilberto Sanoja, de 69 años y natural de Achaguas, estado Apure, es el jefe del Servicio de Reumatología del Hpao, con 34 años de servicio. Asegura que recibió la vacuna rusa con alivio y esperanza y alega que, desde julio del año pasado, durante seis meses, dejó de atender a sus pacientes en el sector público para minimizar riesgos de sufrir el COVID-19.

La infectóloga y el reumatólogo reafirman su compromiso con la gente desprotegida, pese a las restricciones impuestas durante la cuarentena social radical. Afirman que se mantendrán unidos hasta el final de sus días.

Los especialistas piden a la población cumplir las medidas de bioseguridad y el distanciamiento social para evitar la propagación de este virus que acabó con los sueños de millones de personas.

Manejo de casos por COVID-19

La internista e infectóloga manifiesta que a pesar de que el coronavirus es mortal, el gremio médico maneja los casos con mayor soltura. Sin embargo, confiesa que aún queda mucho camino por recorrer antes de que se apacigüe este virus que ha cobrado millones de vidas en el mundo. Declara que los científicos todavía no saben qué determina la existencia de pacientes asintomáticos o con cuadros leves.

“Todavía surgen interrogantes en cuanto a los factores que influyen en la evolución de los pacientes de COVID-19, porque conozco casos de pacientes con prexistencias como diabetes, hipertensión e inclusive cardiopatías y de tercera edad que logran vencer el virus y de jóvenes fallecidos por esta causa, a pesar de que las estadísticas indican que las personas de la tercera edad son las más atacadas”, apunta la especialista.

Los dos médicos se sienten orgullosos de su familia, integrada por cuatro hijos: Cristina, quien en estos momentos ejerce la carrera de pediatría y dermatología en Bogotá, Colombia; Gilberto, ingeniero en sistemas radicado en Santiago de Chile; Karliris, estudiante de odontología, y Gladysmar es diseñadora de ropa íntima y estudiante de Comunicación Social.

La pareja, luego de haberse vacunado contra el coronavirus espera que, por lo menos, durante los próximos dos años se acabe la pandemia.

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