Acarigua.- Francelis, Ángel Santiago, y su abuela, Carmen Colina, ya se encuentran en sus viviendas recuperándose de las lesiones que sufrieron. Son los sobrevivientes del estallido de un cilindro de gas que estaba en el interior de una camioneta estacionada frente a ellos, cerca de la capilla San Juan del sector La Rogeña de Río Acarigua, en Araure, estado Portuguesa.
En el hecho, ocurrido el pasado 3 de enero, la familia perdió a Alexandra Gabriela, una niña de 12 años, que junto a sus primitos, esa tarde acompañaron a su abuela, cuando fue notificada por miembros del consejo comunal que los cilindros que, unas tres horas antes se habían llevado para recargarlos, ya los estaban devolviendo a la comunidad.
En menos de una semana, dos cilindros de gas explotaron en distintas comunidades de Portuguesa. El segundo caso, afortunadamente, no dejó muertos ni heridos, y se registró dos días después en la ciudad de Guanare.
Aunque Portugas, empresa estatal que distribuye el gas doméstico en Portuguesa, indicó a través de un comunicado público que retiraría los cilindros de 43, 18.27 y 10 kilogramos, repartidos los días de la explosiones, la recolección no ha iniciado.
La empresa gubernamental tampoco se ha hecho responsable de los gastos médicos, ni de los daños causados. Los funerales de Alexandra Gabriela, y de la otra víctima fatal, una vecina identificada como Norvelis Parra, de 47 años, fueron costeados por familiares. Incluso para el de la niña ayudó un tío que se encuentra fuera del país.
Ninguna autoridad se acercó ni siquiera a dar el pésame, pese a la responsabilidad que pudiera tener el Estado por no cumplir con las medidas de seguridad necesarias, al menos, para el transporte a las comunidades de los cilindros de gas.
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Los gastos médicos de Francelis Liscano y Ángel Santiago Regalado, han sido cubiertos por sus padres. La niña de seis años, fue atendida en el Hospital Pediátrico de Barquisimeto en el estado Lara, donde recibió tratamiento para la lesión genital que sufrió. Y el niño, de la misma edad, permaneció por un par de días recluido en Dr. Jesús María Casal Ramos de Acarigua-Araure, recuperándose del trauma facial que presentó.
“A mi niña la tuvieron que llevar al hospital de Lara porque en el de aquí no había insumos y tampoco ginecólogos para atenderle. Afortunadamente, allá le colocaron todas las medicinas, lo que he comprado han sido los antibióticos que le mandaron, me faltan los vitaminas”, precisa Carol Chávez, madre de la menor.
Carmen Colina, la abuela, sufrió quemaduras de tercer grado en el pecho y los senos. Se recupera de las lesiones, y mientras llora la pérdida de su nieta Alexandra. “Yo también pude haber muerto, estaba muy cerca de la vecina, pero por algo Dios me dejó viva”, dice la mujer de 68 años.
Para su tratamiento ha recibido el apoyo de varios colaboradores, pues la familia ha hecho solicitudes de ayuda a través de las redes sociales, de donde han salido varios apoyos.
“Yo escuché el estruendo y la misma explosión me hizo caer al suelo. Cuando reaccioné vi la reguera y escuché a mis hijos gritando”, cuenta Carmen, mientras comenta un poco lo ocurrido, como también habla de los momentos especiales que les dejó Alexandra.
Era única hija, y estudiaba 1er año de bachillerato. “Todos estábamos muy contentos porque traía muy buenas notas y le gustaba jugar mucho con los niños pequeños. Le decíamos que no cargara tantos muchachos porque no iba a crecer”, recuerda la abuela. Así también la describen quienes la conocieron. En el mes de diciembre, la niña participó en la representación del Nacimiento de Jesús, haciendo de María, con el niño en brazos.
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