Barinas.- Unas 40 veces, no menos de esa cifra, se han introducido los ladrones en la Unidad Educativa José Mendoza Rubio, ubicada en la Parroquia Corazón de Jesús del municipio Barinas, en la ciudad capital llanera.
Docentes, alumnos y padres y representantes, denunciaron a El Pitazo que ya no hay autoridad policial ni educativa a la que acudir para ver si le ponen freno a la situación, pero todas las diligencias han sido infructuosas. No hay como pagarle a un vigilante nocturno que evite tantos robos.
En la escuela ya no hay aires acondicionados, se robaron dos veces el cableado eléctrico y todo lo de valor que podían sustraer. La peor parte la llevó el comedor del plantel.
Refieren las trabajadoras del área de la cocina que ellas mismas deben llevar sus utensilios para cocinar. Se robaron los motores de los tres refrigeradores y no conformes con eso, los destrozaron todos para sacarles el cobre del sistema de refrigeración.
En la cocina no hay un cilindro de gas. Los ladrones cargaron con todos y le toca a las mismas trabajadoras movilizar una bombona de su vivienda para poder elaborar las comidas.
Antes de salir de vacaciones, aseguraron, deben desprender las tuberías de cobre de la conexión con las cocinas, porque si no, cuando lleguen no las van a encontrar. Todo eso sin contar que ni por equivocación pueden dejar los pocos alimentos que llegan del Programa de Alimentación Escolar, porque también se los roban.
Ana María Ramírez, subdirectora del plantel, dijo que últimamente, como ya no hay más nada que robarse, se llevaron hasta las llaves de los pocos grifos que quedan en los patios de la institución. Una vez más pidió a las autoridades educativas que busquen la forma de proteger un poco más el plantel, porque ya no valen ni las rejas ni los candados.
El plantel es muy grande, no hay ningún tipo de iluminación por dentro ni por la calle y sin presencia policial, es poco lo que puede hacerse para impedir que las instalaciones sean fácil presa de la delincuencia. Mientras tanto, los más de 230 alumnos que conforman la matrícula de esa escuela, padecen las consecuencias de estudiar en salones a oscuras, con altas temperaturas y, cuando llueve, parecen unas cataratas porque el agua se cuela por los huecos de los techos, expresaron los representantes.
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